Brotes de preguerra mundial
José Luis Rodríguez Zapatero protagonizó el principio del fin de la llamada «coalición de los voluntarios» con la retirada de las tropas españolas en Irak. En el 20º aniversario de la efeméride, se evidencia la falta de un árbitro mundial con capacidad co
En la entrevista que concedió José Luis Rodríguez Zapatero a este diario, el pasado 4 de abril, se produjo el siguiente diálogo con el expresidente:
EP: ¿Esta idea suya, de que después de Irak el imperio americano ya no es definitivamente el mismo, es ilustrada con lo que está ocurriendo en Israel y Palestina ahora, lo que ha ocurrido con la invasión de Ucrania por Rusia y en el Pacífico con Estados Unidos y China en torno a Taiwán?
J. L. R. Z.: El momento de la guerra de Irak en el fondo es para mí, en mi interpretación geopolítica, el primer gran síntoma de la pérdida de influencia, de la pérdida de poder en el mundo atlántico, de Estados Unidos fundamentalmente y de Gran Bretaña yendo detrás. Siempre hay un momento de inflexión en la historia, algún acontecimiento dramático que supone la significación de un cambio profundo. Y eso es el atentado a las Torres Gemelas [el 11 de septiembre de 2001]. Y luego lo que en estos 23 años de lo que va de siglo hemos ido conociendo: una pérdida de liderazgo de Estados Unidos que arrastra a todo Occidente. Irak es el gran símbolo de un camino de la primera potencia mundial totalmente equivocado, contra la historia y los propios valores democráticos que en el orden político internacional deberían haber sido el estandarte, como ahora estamos viendo con Israel. Veinte años después de la decisión que tomé de retirar las tropas de Irak, quizá porque también uno tiene 20 años más me he planteado si ahora, con mi experiencia, adoptaría esa decisión. Fue una decisión muy valiente. Irak, para mí, es el momento en que se visualiza el error, el destino errado que sería imparable hasta hoy de cómo la primera potencia del mundo asume que ya no va a tener tanto poder...
No está Rodríguez Zapatero solo en esta tesis. Zapatero protagonizó el principio del fin de la llamada «coalición de los voluntarios» ( the coalition of the willing) con la retirada de las tropas españolas que ordenó enviar el presidente José María Aznar a Irak. «La guerra de Irak y la ocupación es probablemente la última línea de resistencia de lo que solíamos considerar el Imperio estadounidense. Eso no quiere decir que el imperio terminó con la guerra de Irak, pero en realidad nunca volvió a ser el mismo después de eso. Fue el último suspiro de pura arrogancia», sostienen Brendan James y Noah Kulwin, los aclamados autores norteamericanos de la serie de diez pódcasts Blowback (retroceso) sobre la guerra de Irak en 2020, en medio de la pandemia.
El presidente Greorge Bush intentó convertir las Naciones Unidas en un instrumento directo de su plan belicista, antes de dar la orden de invasión de Irak. O le daban con una segunda resolución vía libre para invadir o la ONU se volvía irrelevante. Aznar y Ana Palacio le secundaron en el lobi para conseguir esa segunda resolución, buscando el apoyo de México –que era presidente temporal por una semana del Consejo de Seguridad– y Chile. Fracasaron y afloró la mascarada el 16 de marzo en las islas Azores con Bush, Blair y Aznar, al frente del ultimátum a Irak para que se «desarmara» de armas de las que carecía, las armas de destrucción masiva, entre ellas las nucleares.
Ausencia de autoridad multilateral
¿Cuál es el rasgo que sobresale en las guerras en curso estos días? Walden Bello, profesor adjunto de Sociología de la Universidad del Estado de Nueva York en Binghampton, señala: «Lo que hace a estos conflictos volátiles es que tienen lugar en medio de la ausencia de una autoridad multilateral coercitiva con capacidad para imponer un acuerdo pacífico».
Bello recuerda que, cuando The New York Times apoyaba a mediados de febrero de 2004 la guerra de Irak –y manipuló a la opinión pública mundial con noticias fake sobre las inexistentes armas de destrucción masiva–, un comentarista advirtió de la fractura de la alianza de EEUU con Europa –esa «Europa política» de 2004 que Rodríguez Zapatero echa de menos en nuestra entrevista– de que «todavía puede haber dos superpoderes en el planeta: Estados Unidos y la opinión pública mundial». Pero esa opinión pública movilizada no consiguió impedir la invasión. En España sí consiguió retirar las tropas españolas. Hoy, a pesar de que Binyamín Netanyahu está cada vez más aislado de la opinión pública mundial –como nunca antes lo estuvo Israel desde su creación en 1948–, la decadencia del imperio es tal que la Administración Biden está en la guerra codo a codo junto a Israel. No se trata solamente de que EEUU –como volverá a hacerlo esta misma semana en el Congreso con la aprobación de un nuevo paquete con el pretexto de la amenaza de Irán– envía armamento, bombas, aviones y ayuda financiera a Israel sino que está directamente en el terreno.
■