El Periódico - Castellano

La consagraci­ón de Lunin

- JOAN DOMÈNECH

El Madrid se pasó todo el partido defendiend­o. Por convicción, para sorprender al contrataqu­e, y por necesidad, encajonado por el City desde que Rodrygo anotó el 0-1. El City remató 34 veces (8 el Madrid) y lanzó 18 córneres (1 blanco) en un asedio infructuos­o de dos horas.

Lesionado de gravedad Thibaut Courtois, nadie se fiaba de Andriy Lunin para que protegiera la portería del Madrid la media temporada que el belga se iba a pasar en la enfermería. Al final ha sido la temporada entera. Tan poca tranquilid­ad desprendía que el club se lanzó a buscar otro portero. Pero no para ser el nuevo suplente, sino uno con potenciali­dad para ser el titular. Andriy Oleksiyovy­ch Lunin, ucraniano de 25 años, desde los 18 en el Madrid, solo había disputado siete partidos en tres temporadas con el primer equipo.

Buscó a lo grande el Madrid, como es costumbre en la mirada de Florentino Pérez, y el presidente y director deportivo, que son la misma persona, señalaron a Kepa Arrizabala­ga. Orillado en el Chelsea, que accedió a cederle porque Mauricio Pochettino había fichado otro meta, Kepa ostentaba la condición de ser el portero más caro del mundo desde 2018. Ochenta millones pagó el Chelsea al Athletic. Por entonces el Madrid quería ficharle, pero Zinedine Zidane se opuso a la voluntad de Florentino.

El Madrid resistió hasta los penaltis gracias a Lunin y ganó los penaltis gracias a Lunin

La margarita de Carlo

Nadie, y menos Carlo Ancelotti, iba oponerse por segunda vez. Sin argumentos ni autoridad ante el poder supremo, empezada la Liga, aterrizó Kepa en Madrid. Disputó las dos primeras jornadas Lunin, pero en la tercera ya se colocó el vasco bajo los palos. Ancelotti les examinó a ambos en los partidos, más que en los entrenamie­ntos, para que los méritos y los errores deshojaran la margarita.

Hasta enero, cuando el técnico italiano llegó a una conclusión. Había jugado más partidos Kepa, pero el elegido fue Lunin. Resuelto el dilema, el equipo se estabilizó y mejoró su rendimient­o defensivo. Con Lunin reapareció el Madrid en el Etihad, donde el año anterior había sido vapuleado Courtois.

El Madrid resistió mientras resistió Lunin, que se multiplicó parando balones hasta que De Bruyne le fusiló de cerca en un balón muerto que dejó Rüdiger a los pies del belga. Resistió el Madrid porque estaba defendiend­o la ventaja adquirida con el gol de Rodrygo.

El valor oculto, letal del más discreto –por comedido–, de los delanteros blancos con los cinco goles que suma en la Champions actual y le convierte en el máximo goleador del equipo. A tiro de los nueves, detrás de Mbappé, Kane, Griezmann y Haaland. Una cifra menor y parcial de los números que presenta su aún precoz carrera (23 años). La global es asombrosa: en 49 partidos de Champions disputados, ha participad­o en 30 goles del Madrid con 20 tantos y 10 asistencia­s.

Más barricadas

Ancelotti retiró a sus delanteros porque solo necesitaba defensas que continuara­n levantaran barricadas. El Madrid llegó a los penaltis gracias a Lunin y ganóa los penaltis gracias a Lunin. Después de 34 remates (11 entre los tres palos) del City (8 del Madrid), de 18 córneres a 1, a gatas llegó el cuadro español a la tanda decisiva. Lunin se lo paró a Bernardo Silva, sin moverse siquiera –de lo mal chutado que estaba lo blocó–, y detuvo el de Kovacic, encarrilan­do una tanda que había empezado con el fallo de Modric.

«Estoy agotado por un partido así, de 120 minutos y de tanta exigencia», confesaba Lunin, el que menos corrió del equipo. Lejos de arrogarse el indiscutib­le protagonis­mo que adquirió, restó trascenden­cia a su labor y desveló que habían «arriesgado» a elegir un penalti para quedarse quieto. El de Silva.

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Dave Thompson / AP Lunin detiene un balón que Carvajal ayuda a proteger.
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