La trama ultra que planeó tomar el poder en Alemania preparaba 286 brigadas
▶ Comienza el juicio contra nueve presuntos miembros de los Ciudadanos del Reich ▶ La red disponía de armas, explosivos y potencial acceso a un cuartel
«La toma del Bundestag iba a ser el punto de arranque. En paralelo tramaban una red de brigadas de defensa patriótica, militarizadas y repartidas por todo el país», afirmó el fiscal Michael Klemm, en una pausa del proceso abierto ayer en el complejo judicial y penitenciario de Stammhein, en el extrarradio de Stuttgart, contra el «brazo militar» de la conjura golpista de la ultraderecha que pretendió asaltar el poder en la Alemania de hoy. Al grupo de nueve acusados se les imputa pertenencia a organización terrorista como presuntos integrantes de los Ciudadanos del Reich, los Reichsbürger.
La breve declaración ante los medios siguió a la larga lectura de la acusación contra los procesados. En ella se concreta en 286 el número contemplado de esas brigadas o «compañías patrióticas». Eran planes «notablemente avanzados», disponían de armas, explosivos y potencial acceso a un cuartel bávaro –a través de un exsoldado, miembro del grupo–. En varios puntos del país habían empezado a activarse estos grupos, como es el caso del land de Baden-Württemberg, del que Stuttgart es la capital. Entre los acusados preparados para prestar instrucción militar hay un exsoldado del cuerpo especial KSK.
Conato de asalto
En agosto de 2021 habían empezado a concretar sus planes para el Día X, el de la toma del Reichstag, el histórico edificio sede del Parlamento federal. No sería como el conato de asalto llevado a cabo un año antes por unos 400 Reichsbürger, que fueron repelidos por la policía. Esta vez irían armados y estaban convencidos de que recibirían apoyos de la población, además de las «compañías de patriotas». Al asalto le seguiría la llamada «operación limpieza» para derogar la Alemania actual y restituir el Reich.
«El mayor problema para la seguridad nacional no provenía de ese hipotético asalto», admitió la fiscalía. Los Reichsbürger –con unos 23.000 miembros, según los servicios secretos– no tienen las capacidades operativas ni la logística para socavar el orden constitucional alemán. «Pero su potencial desestabilizador es enorme», consideró la fiscalía. Los Reichsbürger han dejado de ser un grupo marginal, alimentados por los movimientos antivacunas o contra el asilo, en medio de la efervescencia de la ultraderecha parlamentaria.
En sus filas hay miembros de Alternativa para Alemania (AfD), segunda fuerza en intención de voto a escala nacional y único partido de ese espectro con escaños en el Bundestag. El más claro ejemplo de ello es la exjueza y diputada Birgit Malsack-Winkemann, detenida en la redada nacional llevada a cabo en diciembre de 2022, junto con el líder del grupo, el llamado Heinrich XIII o Príncipe Reuss. Todos ellos, como los procesados de Stammheim, están en prisión preventiva.
La lectura de la acusación llevó unas dos horas, a lo que siguió una cascada de alegaciones de los abogados –unos 30 letrados– pidiendo la suspensión del juicio. Su argumento común es la división del proceso contra 26 presuntos implicados en la trama golpista. Al de Stammheim seguirá el día 21 de mayo la apertura de la causa contra Heinrich XIII y demás «res
Hay precendentes en el país de grandes procesos similares, como los juicios de Nuremberg
ponsables políticos», más otro proceso en Múnich, ya en junio, contra el resto del grupo. Los abogados argumentaron que tal división generará conclusiones y hasta sentencias divergentes.
Hay suficientes precedentes de procesos con más de 25 acusados en Francia o Bélgica que garantizan su viabilidad, recordó el letrado. Y también la historia de Alemania ha conocido grandes procesos similares, desde los juicios de Nuremberg contra jerarcas nazis a los del terrorismo marxista de la Fracción del Ejército Rojo (RFA). El juez Andreas Singer, quien en esta primera vista exhibió dotes para dirigir la cuestión con cierta sorna, rechazó de un solo golpe todas las alegaciones, tal vez para demostrar que no caerá en maniobras dilatorias . ■