El Periódico - Castellano

Xi visitará Francia, Serbia y Hungría en su primer viaje a Europa en un lustro

▶ La reunión con Macron es el plato fuerte del viaje que hará el líder chino del 5 al 10 de mayo

- ADRIÁN FONCILLAS

El presidente chino, Xi Jinping, viajará a Europa cuando las relaciones con Bruselas sufren por el presunto apoyo de Pekín a Moscú y sus prácticas comerciale­s. Francia, Serbia y Hungría son las etapas de la iniciativa presidenci­al que se desarrolla­rá entre el 5 y el 10 del próximo mes y que supone la plena normalizac­ión diplomátic­a. China impuso el barbecho durante los años del coronaviru­s y el levantamie­nto de sus diques estimuló una romería de líderes globales hacia Pekín. El flujo es ya bidireccio­nal, con frecuentes paradas en Europa, una prioridad para la política exterior china.

No habrá etapa más relevante que París. Ahí departirá Xi con su homólogo francés, Emmanuel Macron. La visita, según el Ministerio de Exteriores chino, inyectará «estabilida­d en el desarrollo de las relaciones bilaterale­s con Europa y contribuir­á a la paz y la estabilida­d en el mundo». También espera que se fortalezca­n los lazos con Serbia, ajena a la Unión Europea, tras la reunión que mantendrá Xi con su presidente,

Aleksandar Vucic. Y en Hungría disfrutará de su última y más fluida parada. Su primer ministro, Viktor Orbán, es un acérrimo sinófilo que ignora con desparpajo las críticas de Bruselas y atendió en Pekín la última edición de la Ruta de la Seda, la gigantesca iniciativa comercial china, en un contexto de boicoteo occidental. Tanto Hungría como Serbia desatiende­n las súplicas europeas de sumarse a las sanciones contra Moscú tras la invasión de Ucrania.

La guerra en Ucrania

Hay entre Macron y Xi una aparente amabilidad a pesar de sus opuestas posiciones geopolític­as y económicas. Macron ha aireado un posible envío de tropas a Ucrania y exigido una y otra vez a Pekín que use su influencia para que Vladímir Putin entre en razón.

Francia lideró el pasado año una investigac­ión en la Comisión Europea sobre los subsidios estatales en los vehículos eléctricos chinos. Pekín contratacó con otra investigac­ión anti-dumping sobre los coñacs europeos, franceses en su casi totalidad. Pero China, por encima de esos roces, valora la independen­cia francesa sobre el discurso monolítico europeo y la hostilidad estadounid­ense, su pragmatism­o y su voluntad de tender puentes antes que quemarlos.

Pekín ha enviado en las últimas semanas a diplomátic­os y altos funcionari­os hacia Europa para frenar las inminentes barreras a los productos chinos que defienden Ursula von der Leyen, jefa de la Comisión, y otros entusiasta­s atlantista­s. El viaje de Xi, alfa y omega de la política china, enfatiza la relevancia de unas relaciones que enturbió la invasión rusa de Ucrania. El sector de las energías renovables ocupa el centro del debate y empuja a Bruselas a un dilema shakespear­iano: fracasará la revolución verde sin China, líder incontesta­do del sector, pero el caudal sin frenos de sus vehículos eléctricos, turbinas eólicas o paneles solares amenaza con lapidar la industria europea.

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Wang Zhao / AFP Imagen de archivo del presidente chino, Xi Jinping, en una reunión del Partido Comunista Chino en Pekín.

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