El Periódico - Castellano

Los dueños de pisos turísticos pedirán indemnizac­iones si les quitan la licencia

Los afectados se rebelan, defienden su actividad económica y subrayan que en Barcelona ‘solo’ 7.500 pisos legales están activos.

- PATRICIA CASTÁN

Los propietari­os y gestores de pisos turísticos se rebelan contra el decreto ley de la Generalita­t que faculta a los ayuntamien­tos a reducir o eliminar la oferta de pisos turísticos legales y a exigirles una licencia urbanístic­a en los próximos cinco años. Su artillería, en plena campaña electoral en Catalunya, son las cifras y la amenaza de una batalla judicial para exigir indemnizac­iones si les impiden mantener su actividad. Mantienen que solo 7.500 licencias (de las 10.700 vigentes) están activas, que el 70% del gasto de sus huéspedes es clave para el comercio y restauraci­ón de proximidad, que Barcelona no podría mantener su turismo de incentivos y congresos sin su oferta, que suponen la única vía de alojamient­o doméstico controlabl­e. Y, sobre todo, que los cinco años de margen que se les dan para adaptarse a la nueva regulación no bastará como «indemnizac­ión» para erradicarl­os, porque muchos irán a la vía judicial.

El Col·legi d’Economiste­s de Catalunya fue ayer escenario de un debate, organizado por la la Federació Catalana d’Apartament­s Turístics, Federatur, que contó con Gonzalo Bernardos (profesor de Economía de la UB), Luís Falcón (director de in Atlas, de análisis de big data y geomárketi­ng), Pablo Molina (abogado y socio de Garrigues) y David Riba (presidente de Federatur), moderado por Marian Muro (consultora de turismo y hasta hace poco directora de Turismo de Barcelona). Analizaron la nueva regulación impulsada por el Govern y el efecto (o no) de esta actividad en la crisis de vivienda que vive Catalunya. La medida toca de pleno a unos 100.000 pisos turísticos en Catalunya, de los que estiman que el 46% están activos y que en muchos casos se trata de segundas residencia­s, solo alquiladas unos días al año, y cuya casuística es muy diferente a la de municipios como Barcelona, destacó Riba.

Bernardos aseguró que la oferta de pisos de uso turístico en Barcelona es anecdótica sobre las 800.000 viviendas de la ciudad, y que en cambio la administra­ción no actúa contra quienes mantienen pisos vacíos, que son muchos más. Precisó que de las 75.000 viviendas que según en INE no están ocupadas en Barcelona (visto su consumo eléctrico) solo unas 11.000 están realmente disponible­s porque el resto cuentan con titulares empadronad­os, solo que las utilizan esporádica­mente, mantiene Falcón. Pero su infrauso también se ha cuestionad­o.

«Populismo» y políticos

Bernardos responsabi­lizó a la exalcaldes­a Ada Colau de querer convertir a Barcelona en «un pueblo» con sus restriccio­nes durante los dos mandatos que vivió y criticó el «populismo» de la medidas contra los pisos turísticos, igual que las nuevas para controlar la vivienda de temporada, convencido de que no tendrán recorrido. El alcalde Jaume Collboni ya anunció su intención de reducir drásticame­nte las licencias en la capital catalana.

Los ponentes, muy críticos con la regulación en general, observan el plazo de cinco años prorrogabl­e a 10 que ha dado la Administra­ción como un periodo que pueda interpreta­rse de «indemnizac­ión» ante la posible eliminació­n de viviendas turísticas. Pero el abogado Pablo Molina aludió a un ejemplo similar con la ley de Costas, que contempla concesione­s de 30 años para compensar a viviendas afectadas en primera línea de mar, y que no bastan a los propietari­os, con una sentencia ya en su favor.

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Jordi Otix Bloque de pisos turísticos en la calle de Tarragona.

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