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Alberto CHICOTE «En `Batalla de restaurantes' me he tenido que sujetar mucho»
«Muchas veces me ha sorprendido que alguien ha dicho que el plato era muy bueno y lo ha votado mal»
Alberto Chicote es, con permiso de Karlos Arguiñano y de los tres jueces de Masterchef, el chef más mediático de España. Sus exitosas temporadas al frente de Pesadilla en la cocina y ¿Te lo vas a comer? así lo atestiguan, además de su ya dilatada experiencia como presentador de las campanadas como pareja inseparable de Cristina Pedroche en la Puerta del Sol. A finales de 2023, incluso, ha debutado como actor haciendo una pequeña colaboración en Amar es para siempre.
Por eso cuando La Sexta decidió adaptar para todo el país el concurso gastronómico de TV3 Joc de cartes, el formato alemán My restaurants rocks que también ha tenido versiones en Italia, Francia y en otras cadenas autonómicas españolas como Telemadrid, ETB (País Vasco) y À Punt (Comunidad Valenciana), tenía claro que le querían a él como presentador. El visceral Chicote no defrauda, poniendo en su sitio a unos concursantes, propietarios de restaurantes, que a la mínima sacan sus cuchillos para defenderse de la competencia.
– ¿Cuando le propusieron ponerse al frente de ya conocía o quiso empaparse de él al saber que iba a presentar la versión española del concurso?
Batalla de restaurantes
Joc de cartes
– Conocía a Marc Ribas, su presentador, porque me lo presentaron en una visita que hice a un programa de TV3. Pero tengo un problema fundamental, que es que no hablo catalán, con lo que los programas en ese idioma se me hacen bola. Cuando me propusieron hacer Batalla de restaurantes y me dijeron que My restaurant rocks se había hecho en España también, en diferentes televisiones autonómicas, vi un par de ellos.
– ¿Para conocer el funcionamiento?
– Más que nada para saber cómo iba la mecánica, porque no me gusta ver demasiados programas porque al final acabas contagiándote un poco. No en el sentido negativo, sino porque creo que algo que nos pasa a todos es que tendemos a coger cosas si vamos a hacer un programa parecido. Así que vi el italiano, el vasco, el de Telemadrid de Miguel Cobo... Una vez que vi cómo iban unos y otros y la confrontación final dije: vale, ahora vamos a hacer Batalla de restaurantes.
En el programa se le ve muy en su salsa.
– – Además, hablando con la dirección del programa, con la productora e incluso con las personas de la cadena que confiaron en mí para hacer este formato siempre me han dicho una cosa: «No queremos que hagas de nadie. Tú eres Alberto y te queremos a ti». Eso, como te puedes imaginar, me hace sentir muy feliz.
– ¿Ha tenido que tocar mucho la cara a los concursantes a la hora de las votaciones? Porque se puede ser honesto a la hora de las valoraciones o se puede ir con una estrategia y puntuar fatal a los rivales con el propósito de ganar.
– No todos los contrincantes votan siguiendo el mismo criterio. Pero es que no hay una guía para votar establecida por parte del programa. Hay quien decide votar de un modo honesto y decir: este plato me ha parecido la bomba y le pongo un 9 y este otro me ha parecido desastroso y le doy un 2. Pero no todo el mundo lo hace así. La votación se descubre en el momento álgido del programa, en la confrontación final. Ahí descubrimos cuáles han sido las valoraciones y no solamente lo que han ido diciendo en las propias comidas y cenas. Yo mismo me he sorprendido en muchas ocasiones porque alguien había dicho que un plato estaba muy bueno y luego lo ha votado mal. Cuando le preguntas por qué te dicen que el concursante le cae mal o porque quiere ir a por él... Así que hay varias maneras de entenderlo.
«Sería más fácil expandir nuestra cultura gastronómica con platos más sencillos que la paella»
Usted que es tan visceral, como hemos visto en
¿aquí también tiene que sacar su genio?
–
Pesadilla en la cocina, – Aquí me he tenido que sujetar muchísimo. Es evidente que yo no puedo imponer un criterio a unos contrincantes que están en una mesa conmigo. Yo sé que si digo que a mí
un plato me gusta muchísimo es difícil que los otros me lleven la contraria. Así que procuro no dar demasiadas pistas acerca de mi criterio, o incluso de mi valoración, porque al final del programa hay un ganador provisional con una puntuación a la que todavía se le tiene que aplicar mi valoración. Trato que mi papel sea más de repartir cartas o ir preguntando a uno y a otro para ir sacando opiniones y valoraciones.
Usted que ha visitado tantos restaurantes españoles, ¿de qué es lo que más pecan?
– – Depende. En Batalla de restaurantes tenemos locales que ya funcionan bien y que quieren demostrar que son mejores que los demás, aparte de llevarse el cetro ganador y los 10.000 euros. Pero creo que tenemos muy buen nivel en la hostelería española. Estamos dentro de los cuatro o cinco países en los que la restauración es algo que abanderar y enseñar, junto a Francia, Italia, Japón, Perú... Y seguimos siendo un país que visitan los amantes de la gastronomía por todo lo que ofrecemos. Recibimos muchísimo turismo que viene, en buena parte, por nuestra comida. Así que creo que los restaurantes españoles están, en su mayor parte, en un muy buen nivel.
Uno de los distintivos del programa es que se valora una receta típica de la comunidad que se visita. Para usted, ¿qué especialidad regional es la más complicada?
– – Siempre me ha llamado la atención que nuestro plato más emblemático fuera de España sea muy difícil de hacer: la paella. Si tú piensas en un plato que sea el emblema de Italia, piensas en la pizza. ¡Y fíjate que fácil de hacer es! Si piensas en otros países pasa tres cuartas partes de lo mismo. Sin embargo, la paella es un plato muy complejo. De hecho, ni siquiera aquí, en muchos casos, logramos buenos resultados. Sería más fácil expandir nuestra cultura gastronómica con platos más sencillos que la paella y que pudiera realizar cualquiera en cualquier lugar.