El Periódico Extremadura

Viñuela decide un derbi histórico

El Cacereño derrota al Diocesano en un encuentro de poco fútbol, emociones y polémica final

- JOSÉ MARÍA ORTIZ deportes@extremadur­a.elperiodic­o.com ANTONIO MARTIN

CÁCERES

El Cacereño y el Diocesano, cada uno con sus respectivo­s roles, ofrecieron un mediocre partido resuelto en una jugada puntual y aderezado por la polémica de un posible penalti en el área local a poco del final. Decidió el tanto de un excolegial, Fran Viñuela, en el inicio (1-0) en un escenario único e histórico, el de la Ciudad Deportiva. A priori, todo era especial: mucho nostálgico, césped irregular pero menos deficiente que el del Príncipe Felipe y monumental morbo del primer enfrentami­ento entre los dos sellos futbolísti­cos más importante­s de la ciudad extremeña.

El empuje verde en el amanecer del choque le dio el rédito necesario. Entre aturdido y nervioso, propio de un bloque atestado de jovencitos, los acercamien­tos locales fueron constantes. Viñuela se encontró con un rebote de su propio tiro tras centro de Marcos Torres para enganchar ante el sorprendid­o Capea (1-0, min.5).

Aquello parecía que iba a ser una masacre por la facilidad con la que el CPC controlaba el balón. Nada más lejos de la realidad. El Dioce, aunque tarde, fue desperezán­dose para equilibrar el centro del campo. El trabajo de José Antonio y Deme ante Elías Molina y Nacho Méndez fue tremeno.

Turra, en el minuto 12, la tuvo ante Jiménez, pero no acertó tras una mala cesión de Neto, con Santi Polo, el otro lateral del Cacereño, el mejor del partido.

El balón seguía siendo del Cacereño, en cualquier caso. Con Luismi en plan estrella, bailando claqué en cada balón controlado, la tuvo Marcos Torres, el otro futbolista talentoso del Cacereño, pero el disparo a quemarropa de éste lo rechazó increíblem­ente Capea, un portero sin fecha de caducidad que al final diría que lo más justo hubiera sido el empate.

Enrique, excesivame­nte solo adelante y a la espera de la aparición final del Abuelo, no inquietó en el Dioce, que sí manejó a la contra a un rival que fue de más a menos. Se fue diluyendo el grupo de Rebollo coincidien­do con la producción de Luismi y el orden y la tranquilid­ad colegial.

El partido siguió en el alambre hasta el final. Las mejores opciones fueron cacereñas, desde luego, pero el terreno de juego pesaba ya en exceso por su manifiesta deformidad.

El segundo tiempo fue un verdadero tostón. Con las gradas absolutame­nte llenas, el público se fue también apagando. El espectácul­o era deficiente. Tampoco mejoraron unos y otros con los cambios. Los laterales de ambos equipos dieron las mejores noticias con su descaro. Neto-Santi Polo versus Leo-Adrián. Y eso es una muy mala noticia, sobre todo teniendo en cuenta que sus envíos y asociacion­es no encontraro­n jamás profundida­d, unos por la falta de movilidad (Cacereño) y los otros por la escasez de efectivos (Diocesano).

El conjunto colegial, de muy meritoria personalid­ad y desempeño, sabía que iba a tener al menos una para empatar. Y la pudo tener a falta de nueve minutos para la conclusión, cuando tras un centro desde la derecha un futbolista ‘visitante’ fue agarrado con manifiesta nitidez por Neto. Queda la duda, ante la falta de imágenes, si fue fuera o dentro del área. El tiempo transcurri­ría ya sin sobresalto­s para el colíder y con orgullo para el Diocesano, que sigue en la zona media, un resultado de sobresalie­nte para las alturas de temporada en la que nos encontramo­s.

En lo alto de la tabla, los cinco primeros no fallan, aunque todos ellos tuvieron que sudar especialme­nte para seguir manteniend­o su status. Lo más romántico y de más valor sentimenta­l estuvo en la Ciudad Deportiva. El tiempo pasa, pero siempre se regresa al punto de partida.

 ??  ?? Capea, destacado en el Diocesano, saca de puerta ante la presencia de Viñuela, autor del gol del triunfo del Cacereño.
Capea, destacado en el Diocesano, saca de puerta ante la presencia de Viñuela, autor del gol del triunfo del Cacereño.

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