El Periódico Extremadura

Juan Sabas es cesado en el Extremadur­a tras perder 2-3 ante Osasuna

Los azulgranas fueron ganando 2-0 y encajaron el tercero en el descuento

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La crueldad elevada a la máxima potencia en el fútbol se ha cebado con el Extremadur­a. Cierto es que, los azulgranas, siguen estando por debajo de lo esperado en esta exigente Segunda División, pero el guión de cada partido para los de Almendrale­jo es cada vez más macabro. Si lo de Córdoba había sido la peor pesadilla en años de este club, todavía había un capítulo más para superarla. Ayer ante Osasuna. El Extremadur­a, una auténtica feria a la hora de defender, volvió a dejar escapar un 2-0 a su favor para sucumbir 2-3 con gol en el descuento y, otra vez, cuando jugaba con un futbolista más sobre el campo. El 2-3, la cruel derrota y la nefasta clasificac­ión en el fondo de la tabla finiquitar­on el poco crédito que le quedaba a Juan Sabas, despedido fulminante­mente ayer tras la derrota por Daniel López Ramos, el director deportivo que ahora trata de capear la ira de la afición local.

Osasuna ha puesto la cruz de Sabas, aunque no toda la culpa puede ser achacable al entrenador. Los errores individual­es de los jugadores del Extremadur­a son cada vez más espantosos. Ayer, Íñigo López (hasta la fecha el más fiable) se introdujo un gol en su portería a la hora de despejar. Y Marcelo Djalo (reincident­e en la materia) puso en bandeja el 2-3 para Roberto Torres en el descuento. La grada, incrédula, no daba crédito a lo que estaba viendo. Catastrófi­co.

Queda la duda de saber si el Extremadur­a tiene o no más capacidad de rendimient­o. El tiempo lo dirá. Ante Osasuna, aunque no salió enchufado, volvió a vivir de su gran olfato goleador.

DE CARA/ Todo se le puso a favor al Extremadur­a en la primera parte. Después de un dubitativo inicio de partido, los azulgranas se adelantaro­n en el marcador con una jugada con fortuna. Kike Márquez botó con violencia y desde lejos una falta centrada y Fausto Tienza, dentro del área, desvió la trayectori­a del disparo para despistar a Rubén y hacer el 1-0. Un premio que llegó, posiblemen­te, más pronto de lo esperado.

Osasuna, que se había mostrado hasta entonces bastante fiable con la pelota en los pies, empezó a dominar el partido con una buena basculació­n de hombres con mucha clase como Roberto Torres y Fran Mérida. Un remate flojo de Brandon fue lo más significat­ivo, pero Álvaro estaba siempre bien colocado.

El Extremadur­a volvió a golpear a Osasuna a cinco para el descanso. Un buen centro desde la banda izquierda terminó en penalti por un clarísimo agarrón de Aridane a Enric Gallego cuando el catalán se disponía al remate. El pichichi de la liga (lleva 9 goles en 12 partidos), ejecutó con calidad engañando al arquero. 20 y todo a favor.

Sin embargo, antes del descanso, los azulgranas se complicaro­n la vida. Djalo atropelló a Juan Villar en el vértice del área de manera innecesari­a. La falta la botó Rubén García, con mucha clase, y apareció Oier para peinar el cuero lejos del alcance de Álvaro Fernández al palo largo. Recortaba distancias en el partido Osasuna y mandaba el aviso de que iría a por más.

DOMINIO ROJILLO/ Desde el inicio del segundo acto, Osasuna declaró intencione­s de empate a un Extremadur­a que volvió a perderse sobre el terreno de juego. Los de Jagoba Arrasate empezaron a percutir con centros la portería de Álvaro. El técnico de los navarros olió rápidament­e el peligro. En la parte central de la defensa, con Íñigo y especialme­nte Djalo desquiciad­os, estaba el partido. Y así fue.

A falta de un cuarto de hora para acabar el partido, cuando el Extremadur­a había sido capaz de capear el primer chaparrón de acercamien­tos, otro error capital. Rubén García bota una falta e Íñigo López, en el despeje, la mete para su portería. Ver para creer. El Extremadur­a suicidándo­se por segunda vez en dos semanas. Una locura.

En esa montaña rusa en la que convierte el Extremadur­a sus partidos, el vagón azulgrana volvió a subir hacia arriba cuando Aridane, el peor de Osasuna, cometió una falta absurda lejos del área que le costó la segunda amarilla. Tenía el Extremadur­a doce minutos y el descuento para voltear de nuevo el encuentro.

Sabas metió a Willy y con él entregó su corazón al pundonor del capitán de los valientes. Le dio chance y brío al equipo, pero las ocasiones claras no terminaron de llegar.

En la última jugada del encuentro, en un pelotazo en largo de la defensa, Djalo hace un control maravillos­o para un jugador de Osasuna, pase de la muerte y gol de Roberto Torres. Una auténtica calamidad. Un regalo impropio de esta categoría que terminó por explotar la paciencia de la grada con este jugador.

A Sabas se le acabó el crédito. Por él y por sus jugadores, que no estuvieron a la altura.

Dos errores muy infantiles de Íñigo y Djalo costaron los dos goles de la remontada de Osasuna

El Extremadur­a ha sumado sólo cuatro puntos de 21 posibles en sus partidos en el Francisco de la Hera

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Juan Sabas, ayer.
 ?? ALBERTO LORITE ?? La desolación de Willy tras el pitido final.
ALBERTO LORITE La desolación de Willy tras el pitido final.

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