El Periódico Extremadura

Marvin, el internacio­nal del Cacereño

De Guinea Ecuatorial el billete para la Copa de África espera conseguir en el mes de marzo con la selección es lo máximo», reconoce el central

- JAIME J. TORBELLINO deportes@extremadur­a.elperiodic­o.com

Marvin José Anieboh Pallaruelo aún recuerda cuando su padre le dijo: «el lunes empiezas a entrenar». Tenía 7 años y los dos o tres días que faltaban los esperó con nerviosism­o e ilusión. Llevaba dos años esperando ese momento, viendo a su hermano mayor jugar y entrenar y ansiaba poder seguir sus pasos. «Él siempre ha sido una referencia para mí, tanto en el fútbol como en los estudios», cuenta el jugador del Cacereño.

Hoy, muchos años después de aquello --ahora tiene 23--, Marvin atraviesa un gran momento como futbolista, aunque espera que en el futuro los haya aún mejores. «Yo no me pongo techo, siempre miro hacia arriba», dice este central de padre nigeriano, madre guineana y nacido en Madrid en 1997.

Desde que Marvin dio sus primeros toques en el Nuevo Fuenlabrad­a han pasado muchos años. También un buen puñado de equipos (Alcorcón, Getafe, Fuenlabrad­a, Los Yébenes, Carabanche­l y otra vez Alcorcón) antes de recalar en el Cacereño. Y también una selección, la de Guinea Ecuatorial, con la que es internacio­nal desde hace varios año y con la que en el mes de marzo espera jugar el partido definitivo, contra Tanzania, para clasificar­se para la que sería la primera Copa de África de su país. «Ojalá pueda vivirlo, estar ahí, porque jugar con tu selección es lo máximo para cualquier futbolista».

Marvin, internacio­nal con

Guinea Ecuatorial desde el 2016 («la primera vez que me llamaron dije `esto no puede ser verdad'»), aterrizó en el Cacereño el pasado verano tras recibir directamen­te la llamada de Julio Cobos. «Cuando un entrenador te llama es por algo», indica. Tenía claro que quería un Tercera para luchar por el ascenso o, por qué no, un Segunda B. «Acerté con la decisión, estoy muy contento de estar aquí». Ha jugado siempre que ha estado disponible. Se ha perdido algunos partidos por estar con su selección y otros por problemas físicos.

Lo cuenta todo un día después de marcar su primer gol con la elástica verde, un tanto ante el Diocesano donde voló por encima de todos los demás para cabecear el balón hasta el fondo de la portería de Miguel Cordero.

¿Tiene muelles en las botas? Ríe. «Eso me dicen. Antes del gol Rubén Carrasco me dijo `tú quédate aquí, que con el salto que tienes la metes'. Esta tiene que ir para dentro sí o sí, me dije yo». Y así fue. El tanto le dio la victoria al Cacereño, que recorta la distancia con el Diocesano a tres puntos y abre un nuevo horizonte en el conjunto verde, donde tienen muy claro que solo hay un objetivo: subir a Segunda B.

«Sabíamos que era un partido muy importante, pero había que afrontarlo con frialdad, sabiendo que estábamos en buena dinámica. Debíamos ganar, sí, pero no había que generar una presión innecesari­a», explica Marvin, que además de un defensa rápido y contundent­e es buen estudiante. Está a tres asignatura­s («las del segundo cuatrimest­re») de terminar Económicas. «Es una carrera que me gusta mucho desde bachillera­to, cuando tuve un buen profesor que me motivó mucho».

Tras ganar al Dioce, no se puede bajar el listón. «Las piezas empiezan a encajar, pero nadie se puede relajar». El domingo toca partido en el Príncipe Felipe (ante el Fuente de Cantos), un estadio que pisó antes de ser jugador del Cacereño. Lo hizo con el Alcorcón en la Copa del Rey. Ganó el CPC con un gol de Gustavo, donde Marvin participó. «Rocé la pelota y la desvié un poco. Me dicen que si ya tenía un precontrat­o», bromea él, que espera seguir marcando goles. «Suelo marcar más, aunque no lo diré muy alto».

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Marvin celebra el gol del Cacereño al Diocesano, el domingo.
Muelles Marvin celebra el gol del Cacereño al Diocesano, el domingo.

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