La economía rompe con Trump y pone en peligro su emporio
Bancos e inmobiliarias cancelan sus contratos con el magnate tras el asalto La familia del republicano denuncia una persecución por la élite demócrata
Es presumible que Donald Trump no haya leído a Maquiavelo, pero como hicieron muchos déspotas antes que él, el republicano ha acabado ciñéndose en estos cuatro años a algunas de las recomendaciones aportadas por el italiano en El Príncipe. Empezando por esa máxima que dice que «es mucho más seguro ser temido que amado» porque «el miedo al castigo nunca falla». El neoyorquino ha gobernado con la división como bandera, la intimidación como mecanismo de persuasión y la distorsión de la realidad como arma de confusión masiva. Se creyó tan fuerte que llegó a instigar un ataque contra la misma democracia que preside, pero le ha salido el tiro por la culata. Olvidó que en tiempos de Maquiavelo no había regímenes democráticos, solo monarcas absolutos.
Desde el asalto contra el Capitolio, todo se viene abajo. Trump se está convirtiendo en un apestado, por más que mantenga el apoyo de buena parte de los 74 millones de estadounidenses que le votaron en noviembre. Peligra el futuro de su carrera política, pero también su propia libertad o la viabilidad de su emporio empresarial. El impeachment del miércoles para inhabilitarle de por vida, el segundo que enfrenta, es solo la punta del iceberg. Facebook, Twitter o Amazon le han expulsado de internet, dejándole sin canales de comunicación con el mundo. La compañía canadiense Shopify dejará de vender su mercadotecnia. Bancos e inmobiliarias rompen relaciones con sus empresas. Y hasta un aliado como Bill Belichick,
entrenador de los New England Patriots, ha rechazado la medalla al mérito civil que el presidente le quería entregar.
Las represalias por su conducta no solo llegan de su país. Su secretario de Estado, Mike Pompeo, ha tenido que suspender su viaje a Bruselas y Luxemburgo después de que las autoridades europeas se negaran a recibirle, según Reuters. Y en su ciudad, el alcalde de Nueva York, ha cancelado todos los contratos que tenía con la Organización Trump para construir dos pistas de patinaje, un campo de golf y un carrusel en Central Park. Diecisiete millones de dólares que se esfuman para un emporio sin apenas liquidez y con unos créditos de 400 millones de dólares que vencen este mismo año, según se deriva de las declaraciones de impuestos obtenidas el año pasado por el New York Times. También la PGA ha roto con sus campos de golf.
«Los contratos son muy claros: si el liderazgo de una compañía se ve involucrado en actividades ilegales, tenemos derecho a romper el contrato», ha dicho el alcalde
Bill de Blasio. «Y está claro que incitar una insurrección contra el Gobierno de EEUU es una actividad ilegal». Algunos amigos de Trump llevaban tiempo advirtiéndoselo: por el bien de tus negocios, acaba con esto, le dijo en noviembre el financiero Tom Ba