El Periódico Extremadura

La leyenda sin fin de `Monsieur Dakar'

Peterhanse­l suma 14 títulos en el raid en cuatro décadas. La muerte de Cherpin empaña el desenlace

- J. M. E.

La leyenda de Stéphane Peterhanse­l no tiene límites, ni espaciales ni temporales. Treinta años después de ganar su primer Dakar en el Lago Rosa de la capital senegalesa con 25 años y a los mandos de una Yamaha, el piloto francés conquistó ayer en Yeda (Arabia Saudí) la victoria en el raid más importante del mundo con 55 primaveras y al volante de un Mini. Un trayecto en el que ha conquistad­o 14 veces la carrera (6 en motos y 8 en coches) en cuatro décadas diferentes y en tres continente­s distintos. Por algo es Monsieur Dakar.

«La presión sigue siendo igual de fuerte», asegura Peterhanse­l pensando en cada una de las ediciones en las que se ha llevado el trofeo del tuareg a casa. «Ganar una 14ª vez era importante porque este año hace 30 de mi primera victoria y soy el único que ha ganado en los tres continente­s», recordó el campeón en Yeda, en una jornada que acabó teñida de luto por el fallecimie­nto (anunciado una vez concluida la etapa) de Pierre Cherpin. El piloto francés llevaba cinco días en coma inducido tras sufrir un traumastis­mo en la cabeza durante la séptima etapa, y ayer falleció durante el traslado en avión hacia Lille. Es la 72ª víctima (27 de ellas, participan­tes) desde el nacimiento de la prueba en 1979.

Peterhanse­l no tuvo problemas en la última especial para amarrar su 14º Dakar. Carlos Sainz (Mini) se alzó con el triunfo parcial (el segundo en esta edición) pero al francés le bastó su fórmula de acabar entre los tres primeros (como en 10 de las 12 jornadas) para mantener a raya al Toyota de Nasser Al-Attiyah. Sainz acabó tercero en la general y Nani Roma, quinto.

La de Peterhanse­l ha sido una vida dedicada al motor. La pasión por la gasolina de su padre le permitió tener una moto a los 8 años, aunque antes de irse al desierto le dio tiempo a ser campeón de Francia de skateboard a los 12 años. El enduro fue la transición hacia los raids y el Dakar, en el que debutó en 1988. «Cada carrera es igual de difícil de ganar. Hay que darlo todo, dominarlo todo, tener un buen coche, un buen equipo... Y, aun así, el error es humano y es fácil cometer uno», reflexionó el mito.

En motos, el argentino Kevin Benavides remató la victoria en la última jornada. Partía con solo cuatro minutos sobre Sam Sunderland, que abría pista y cometió un error que le descartó. A Rick Brabec, que empezaba a siete, pudo mantenerlo a raya y ceder solo dos minutos que le permiten ganar la carrera en su quinta participac­ión.

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Stéphane Peterhanse­l, aupado por su equipo.

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