Mantas, caldo y mascarillas
un equipo de Cruz Roja visita de noche a los indigentes
«Cruz Roja Cáceres, equipo de la Ola de Frío. Salimos». La llamada al 112 al filo de las 22.00 horas pone en marcha el servicio especial que 4 voluntarios de Cruz Roja realiza de lunes a jueves para atender a las personas que duermen en la calle en Cáceres (los viernes y fines de semana se ocupan los voluntarios de la DYA, que se acaba de incorporar al dispositivo). Confirman que no hay ninguna plaza disponible en el albergue, así que hasta la una de la madrugada recorrerán la ciudad para ofrecer mantas, ropa de abrigo, sacos de dormir, caldos, comida y algo de charla a las personas que viven en la calle. Ahora tienen localizadas a cinco personas y atenderles a será la primera tarea.
Esa noche el equipo lo integran un veterano conductor, José Manuel Quesada, la coordinadora Delia Álvarez y dos voluntarias más de apoyo: Lucía Pablos y África Díaz, que se estrena en este servicio.
«Muchas veces no quieren nada y en otras ocasiones al principio rechazan cualquier ayuda. Hasta que les insistes durante varios días. les preguntas, te interesas por ellos, les das algo de charla y empiezan a abrirse y a confiar en ti», recuerda la coordinadora del servicio. Conocen los sitios que suelen frecuentar cada uno de ellos y revisan el equipo para llevar cantidad suficiente: un termo de caldo y otro de leche, cacao, café, descafeinado, magdalenas, galletas, ensalada de pasta y zumo.
Echan además varias mantas, abrigos y sacos de dormir y también mascarillas higiénicas para que las renueven .
Poco después de las 22.00 horas se ponen en marcha. De camino a la calle Salamanca (allí vive en los soportales uno de los indigentes que siguen) localizan en un cajero de la avenida Clara Campoamor a otros dos hombres a los que visitan también. Esa es la segunda parada. Se trata de Miroslav (República Checa, 37 años) y otro compañero (no quiere dar su nombre) que suele pedir también en el primer tramo de la avenida de España.
«Buenas noches. ¿Necesitáis mantas? ¿Queréis un caldito o un poco de leche?», les ofrecen en el interior del cajero. Ambos acceellos den y piden también mascarillas. La conversación se alarga después varios minutos con los avatares de cada uno. Se acercan las 23.00 horas y toca seguir la ruta. «Chicos, que descanséis. Hasta el lunes. Mañana vendrá el equipo de la DYA», les recuerdan los voluntarios mientras salen del cajero. Un poco de gel hidroalcohólico y de vuelta al furgón. Quedan dos horas. Siguiente parada, Moctezuma. Saben que allí les estará esperando ya Antonio.
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