El Periódico Extremadura

El sentido común

Ahora sí que somos unos campeones: más de 1.100 casos por cada 100.000 habitantes

- RAMÓN Gómez Pesado

En estos tiempos que vivimos donde se ha hecho tan imprescind­ible observar una higiene exquisita de nuestras manos, y todos sabemos por qué, me viene más cercana y fresca a mi memoria la frase célebre de William Osler que decía, `El jabón, el agua y el sentido común son los mejores desinfecta­ntes'. Sir William Osler, fue un médico canadiense y está considerad­o como uno de los grandes iconos de la medicina. Murió hace ahora unos cien años, justo cuando otra gran pandemia, la de la gripe española, se llevó por delante a tantas y tantas personas, alrededor de 50 millones en todo el mundo, unas 675.000 en Estados Unidos. Con esta nueva pandemia que sufrimos ahora ya se acerca la cifra a los dos millones de fallecidos por la covid 19 en el mundo, 376.000 en Estados Unidos. Las cifras son terribles y hacen tiritar a cualquiera, más que el gélido frío que nos envió hace unos días, con su blanca tormenta, la borrasca Filomena.

Es cierto que la mayoría utilizamos el jabón y el agua para desinfecta­r, como nos recomendab­a el científico Osler, pero no lo hacemos tanto con el sentido común. Nos gusta utilizar el sentido del olfato, que nos hace disfrutar de los diferentes aromas que pasan ante nosotros cada día, sobre todo si proceden de exquisitos guisos de la cocina que luego nos encanta también degustar. Incluso algunos olores nos hacen recordar momentos pasados vividos y hasta nos trasladan a lugares distintos y nos acercan a personas que formaron parte de nuestra vida. También nos ha gustado mucho tocar, aunque ahora menos. Y disfrutamo­s con el sentido de la vista de todo lo que nos rodea, y siempre prestamos la atención necesaria, si nos interesa, para oír lo que se nos dice, aunque muchas veces no hagamos demasiado caso a ello.

Nos gusta hacer uso de los cincos sentidos tradiciona­les y disfrutamo­s de todo lo que nos reportan, aunque hacemos una gran dejación en atender y hacer caso a lo que nos dice el sentido común. Porque, cuando veíamos en televisión en las pasadas fiestas navideñas que todo el mapa de España aparecía en rojo con cierre perimetral, excepto la comunidad extremeña, que aparecía en verde, aunque alguien pudiera pensar que éramos los extremeños unos campeones, el sentido común nos decía, a gritos, que no lo estábamos haciendo bien. Y el resultado de no hacer entonces lo que el sentido común nos decía, lo vemos ahora reflejado en los niveles de contagio que tenemos ante nuestras narices, en nuestra propia tierra. Ahora sí que somos unos campeones: más de 1.100 casos por cada 100.000 habitantes. Aquel color verde de esperanza de nuestra Comunidad se ha tornado rojo de auténtico peligro. Y, aunque siempre hemos defendido el merecido descanso que alterne con el trabajo, cuando llegan, por fin, unas vacunas que esperamos con gran necesidad y ansiedad, no es de sentido común suspender la vacunación para descansar en puentes y festivos, sabiendo que cada día de descanso cuesta más de 400 vidas al país.

No han hecho uso del sentido común los que no han sido capaces de abstenerse de celebrar `fiestorras' y grandes comilonas, y bailes con besos y abrazos incluidos, para despedir este año que, aunque muy merecido lo tuviera por lo malísimo que ha sido, no eran momentos entonces para bajar la guardia. Tampoco se han atiborrado de sentido común esos miles de americanos que irrumpen en el Capitolio obedeciend­o consignas de un tal Donald Trump, a quien Dios y el Congreso y el Senado americanos tengan muchos años en la reserva. Y dan muestras de actuar con el mismo sentido común aquellos que llenan las plazas `disfrutand­o' de la nieve que trajo `Filomena', olvidando las considerac­iones y consejos de los médicos y científico­s, como aquellos que arremeten contra los voluntario­s que, con sus vehículos 4X4 se han afanado en ayudar desinteres­adamente a los demás. Y queda también el sentido común, muy alejado de las entendeder­as de los negacionis­tas que, como el nombre que acuñan, niegan la evidencia, porque la tontuna ha ocupado esa materia de sus cerebros que no es ni blanca ni negra.

Y es que, entre otros, ya lo decía también nuestro escritor, artista e inventor de las greguerías, Ramón Gómez de la Serna, que, como se halla ciertament­e más que probado, desgraciad­amente `el sentido común es el menos común de los sentidos'. Ojalá, junto al jabón y al agua, comencemos a utilizarlo más, cada día, en nuestro aseo personal.

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