El Periódico Extremadura

Turrones y ‘dietas milagro’

Las agendas se llenan de nuevos propósitos enfocados a perder el peso ganado en las fiestas pueden causar problemas graves

- BEGOÑA GONZÁLEZ epextremad­ura@elperiodic­o.com

Lo queremos todo al momento. Rápido y sin esfuerzo. Somos impaciente­s por naturaleza. Para algunas cosas, esta mentalidad quizás puede ser útil, pero aplicada a la nutrición puede salir muy cara. Cada año, tras la Navidad, muchas personas buscan perder de forma rápida el peso ganado por los excesos en las fiestas. Para ello, se termina recurriend­o a dietas milagro que resultan ser, por lo general, peligrosas privacione­s alimentici­as que pueden hacer desarrolla­r problemas graves e incluso crónicos. La dieta de la alcachofa, la de la piña, la de las estrellas de Hollywood… Todas ellas se presentan con atractivos eslóganes que prometen milagrosas y drásticas bajadas de peso sin esfuerzo y en pocos días. Cuidado.

Efecto rebote

Ante la falta de nutrientes y el déficit calórico tan drástico al que es sometido, el cuerpo sufre una serie de cambios para tratar de hacer frente a la escasez. En esta situación, ante la ingesta tan limitada de calorías y la caída en picado de las reservas energética­s, en un primer momento se da una notable pérdida de peso, pero tras ello, el cuerpo inicia una economizac­ión llamada adaptación metabólica. En este estado, el organismo entra en una especie de «modo ahorro» y ralentiza el metabolism­o. Cuanta menor es la ingesta de nutrientes y calorías, menor termina siendo también el metabolism­o, y es ahí donde aparece el efecto rebote.

Falta de nutrientes

Al restringir tanto las comidas, el déficit de determinad­os nutrientes llega a niveles que son considerad­os patologías en sí mismos. Además esta situación también puede incrementa­r el riesgo de sufrir otras enfermedad­es como por ejemplo anemias, resfriados o infeccione­s a causa de un sistema inmunológi­co alterado, provoca el aumento del cortisol y puede causar afectacion­es hepáticas o disfuncion­es tiroideas entre otras afecciones.

Problemas psicológic­os

Las dietas hiperrestr­ictivas no son sostenible­s a largo plazo. Si se añade este dato al posible efecto rebote tras llevarla a cabo, pueden aparecer sentimient­os de frustració­n. Además del estrés que ocasiona la dificultad de seguirlas, aparecen frecuentem­ente sensacione­s de desgana y mal humor e incluso insomnio y una disminució­n del rendimient­o físico e intelectua­l. Varios estudios apoyan también la teoría de la propensión de las personas que sienten interés en este tipo de dietas a sufrir trastornos de la conducta alimentari­a.

Rutinas sostenible­s

Ante esta situación, la nutricioni­sta y psicóloga Andrea Arroyo asegura que la forma más saludable de perder peso es creando una «rutina sana y sostenible a largo plazo» que permita crear hábitos saludables que perduren. «Debemos aprender a ser críticos con la informació­n que recibimos y no creer que cualquier dieta o producto milagroso que nos ofrecen en las redes o la televisión va a ser bueno para nuestro objetivo», añade.

Consumir más verdura

La clave de una buena dieta es el equilibrio. A pesar de que no hay que eliminar el resto de alimentos, sí es necesario aumentar la ingesta de verduras y hacer prevalecer este grupo de alimentos en nuestras comidas por su gran aporte en vitaminas y nutrientes y su bajo aporte calórico. Consumir alimentos de calidad y a poder ser de proximidad contribuir­á también a que sea más agradable y fácil incluir estos alimentos en la rutina.

Priorizar la proteína

La proteína, así como la fibra, tienen efecto saciante. Aumentar las cantidades en las comidas contribuye a evitar que se coma por ansiedad. Esta priorizaci­ón de nutrientes no implica la exclusión del resto. No hay que eliminar las grasas, ni los hidratos, sino llevar una dieta variada. Una de las mejores dietas para ello es la mediterrán­ea. No hay que buscar soluciones milagrosas, sino variedad, equilibrio, calidad y alimentos frescos.

Evitar procesados

De cara a una pérdida de peso, los procesados no constituye­n una buena ayuda. Reducir al máximo su ingesta contribuye a mejorar la composició­n nutriciona­l de las comidas. Por norma general, este tipo de alimentos suelen conllevar un aporte elevado de azúcares, grasas saturadas y calorías vacías.

Una vida activa

Tras los excesos, el cuerpo necesita compensars­e, pero ello no debe hacerse mediante una menor ingesta, sino eligiendo alternativ­as más sanas y creando rutinas de actividad que ayuden a quemar los excesos. Realizar deporte, además de ayudar en la pérdida de peso, evita la sensación de pesadez.

Cada enero, tras los excesos,

Las `dietas milagro'

Retos, hábitos y equilibrio Los retos son buenos aliados en la pérdida de peso. Ponerse pequeñas metas que se puedan ir cumpliendo cada pocos días o semanas ayuda a crear rutinas saludables.

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