El Periódico Extremadura

Los New York Dolls casi se extinguen con la muerte de Sylvain Sylvain

El guitarrist­a es el quinto miembro de la banda que fallece y solo queda el cantante

- RAMÓN VENDRELL

A lo largo de la década de 1970, en concreto desde 1974, un adolescent­e llamado Steven Morrissey se hizo un pequeño nombre con el bombardeo de cartas al que sometió a la prensa musical británica, entonces un poder supremo que regía con mano caprichosa el mundo de la música moderna. A las misivas siguieron pequeñas críticas de conciertos. Unas y otras eran incisivas e iban bastante a contracorr­iente. Los New York Dolls tuvieron en esos textos remitidos desde Kings Road, Stretford, Manchester a uno de sus mejores paladines, no en balde el firmante era el presidente del club de fans británico del grupo.

Steven Morrissey sería ya en los años 80 solo Morrissey, el cabecilla de los Smiths. Morrissey comisarió en el 2004 el festival Meltdown. Su gran apuesta fue, por supuesto, organizar una reunión de los New York Dolls, de los que sobrevivía­n David Johansen (cantante), Sylvain Sylvain (uno de los dos guitarrist­as) y Arthur Kane (bajista). La actuación fue un éxito, pero menos de un mes después Kane murió de leucemia. Johansen y Sylvain decidieron que ya que se había regalado a la banda una segunda vida iban a aprovechar­la pese al jarro de agua fría, y esta reencarnac­ión más que demediada de los Dolls funcionó en escenarios y discográfi­camente hasta 2011.

Los New York Dolls resucitado­s actuaron en el festival Azkena Rock de Vitoria en septiembre de 2004. La broma que circulaba entre la afición, muestra del escepticis­mo que generan las exhumacion­es de conjuntos sagrados, era: los New York Dos. Escepticis­mo infundado por una vez: la banda ofreció un pase arrollador y divertidís­imo. A un repertorio inmortal (con reseñable aportación de Sylvain) se añadieron la saludable ironía de Johansen respecto de su personaje y la alegría que irradiaba Sylvain, el hombre más feliz del mundo esa noche. No era para menos: tras 30 años, volvía a ser una estrella del rock and roll.

Ayer trascendió la muerte de Sylvain como consecuenc­ia de un cáncer el 13 de enero, a los 69 años. Ya solo queda con vida de los New York Dolls Johansen, que se despidió de su camarada en términos muy del grupo: «Te voy a echar de menos, viejo colega. Mantendré los fuegos de casa ardiendo. Au revoir, Syl, mon vieux copain».

Serían los Dolls unos pendones desorejado­s, travestida carne de tugurio, pero a su manera siempre les gustaron el glamur y el champán, sin olvidar que si en una ciudad se les amó fue en París.

El baile de los New York Dolls con la parca empezó pronto. Billy Murcia, el primer batería de la banda, oriundo de Bogotá, falleció en un sórdido episodio drogota en 1972. Tenía 21 años recién cumplidos y el grupo aún no había grabado su primer álbum. El siguiente fue el guitarrist­a Johnny Thunders, yonqui ilustre que se fue en 1991. En 1992 le tocó a Jerry Nolan, el sustituto de Murcia. Luego fue Kane y ahora Sylvain.

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Sylvain Sylvain, en el 2009.

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