La economista más poderosa
JANET YELLEN SECRETARIA DEL TESORO. 74 AÑOS
Escuchar a Janet Yellen es como contemplar a una veterana cirujana en acción: las palabras justas, el verbo atemperado y la dicción mecánica. Ni fuegos artificiales ni gestos para la galería, lo que no ha impedido que esta coleccionista de sellos, casada con un Nobel de Economía y amante de las prendas de cuello alto, se convirtiese en la economista más poderosa que ha tenido nunca Estados Unidos. La única en presidir el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, la Reserva Federal y ahora el Departamento del Tesoro, la santísima trinidad del poder económico estadounidense. Y eso que no la dejaron entrar en el mejor instituto de su barrio porque no aceptaba mujeres.
Nacida en una familia judía de Brooklyn, comoWood yA lleno Bernie San ders,nunc ah ahecho aspavientos con la cuestión del género. Ni siquiera corrigió a Barack Obama cuando se le escapó un «señor Yellen». Pero tampoco ha obviado el coste económico de las desigualdades ni los estragos del desempleo, dos de los focos recurrentes de su carrera, marcada por la perseverancia, la búsqueda de consensos y un intelecto descrito como prodigioso. A esa vena social contribuyeron sus profesores en Yale, donde se sacó el doctorado bajo la batuta de James Tobin y Joseph Stiglitz, dos gigantes neokeynesianos como ella. El principio de una carrera que la llevó a enseñar en las mejores universidades del mundo, mientras entraba y salía de la Fed y del Gobierno. En el mundo político y financiera nadie le tose y todo el mundo la conoce, y eso que nunca se le ha visto levantar la voz.