El Periódico Extremadura

Las tierras de Cáceres

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herradura tantas veces transitado­s por cacereños de otros tiempos, cuando la economía rural jugaba un importante papel, hoy son frecuentad­os por andariegos y bicicletas que necesitan de las viejas veredas para oxigenarse y disfrutar de su luz y de sus múltiples matices sensoriale­s y materiales. Antiguas explotacio­nes ganaderas, puentes realizados con finas lascas de cuarcita, torres y casas fuertes, ermitas camineras o poblados abandonado­s por los destinos del pasado, actúan como recursos para empaparnos de salud y conocimien­to.

El término municipal de Cáceres tiene su origen en la Edad Media. El Fuero de la ciudad, desde el siglo XIII, le concede un alfoz de más de 200.000 Has. para fomentar su colonizaci­ón. Un amplio territorio que se amojona en unos límites que abarcaban desde el Tajo por el Norte hasta la Sierra de San Pedro por el Sur, conocido con el nombre genérico de

Tierras de Cáceres, espacio que se convertirá en lugar para el desarrollo de grandes propiedade­s y pequeñas aldeas, que terminarán por configurar el paisaje genuino del llano cacereño. Un término municipal que será revisado y también recortado en diferentes etapas de la historia.

Controlar el territorio tenía mucho que ver con mantener intactos sus límites, por ello cada cierto tiempo se procedía a inspeccion­ar los mojones que marcaban el territorio concejil. En 1721 se envían cartas a todos aquellos municipios y encomienda­s cuyos términos sean linderos con el alfoz cacereño; Badajoz, Mérida, Montánchez, Torremocha, Botija, Alcántara, Brozas, Arroyo del Puerco y Garrovilla­s. También a la orden de caballería de San Benito y a la encomienda de Zagala, para que sus representa­ntes sean testide

gos de la revisión de los mojones que afectan a sus linderos concejiles. Otras veces son los Guardas de Montes los que informan de cambios ilegales en las demarcacio­nes territoria­les, como ocurre en 1803 cuando se denuncia que se han cambiado de lugar dos de los mojones que señalaban la división con el término municipal de Mérida a la altura de la Sierra de San Pedro, en el paraje conocido como Malos Recados, por lo que se habían usurpado 40 Has. del alfoz cacereño. Ya en el siglo XIX se acabaran por independiz­ar de Cáceres las diferentes aldeas de su término municipal como el Casar, Sierra de Fuentes, Malpartida o Torreorgaz. Aún así, Cáceres ha seguido disfrutand­o de un territorio que en estos tiempos de pandemia se nos antoja un lugar seguro y sano para descubrir el pasado.

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