Un poco más
a palabra récord marca los titulares a fuego, nos marca, con un golpe agudo sobre el
como a una res. Se queda desfasada al minuto y el miedo se actualiza, se reinicia, crece, sube hasta la garganta, ahoga, colapsa el latido, un segundo. Los `Detente', que habíamos tejido, con tiempo y prudencia, durante el confinamiento, no parecen servir. El viento, frío, de enero, voltea macetas, rasga toldos, duele los huesos, embravece el Guadiana. Meses, casi un año, sin abrazar. Sin sentarse al lado de tu madre a sobrehilar, o recoger la cocina, mientras te cuenta por enésima vez la historia de «miguelillo tres trozos», por ejemplo, y que cada vez te suene a gloria. Sin hacer cosquillas a tu sobrino. Sin ir al cine y comprar regaliz rojo enrollado porque no hace ruido y quedarse a leer los títulos de crédito hasta que el acomodador te da pena. Sin escuchar jazz del bueno en un club de Nueva York. Sin volver a París. Sin tomarse una bica y citar a Pessoa, con gesto pedante, en el Martinho da Arcada. Sin sábado de Estremoz. Sin subirse al coche, y perderse y, recalar en una plaza, y charlar con una viejita sentada al sol. Sin que aparezcan tus hijos con amigos y hagan pizzas y un barullo, feliz, caliente la cocina. Sin verano lento, de siesta larga y libros largos que no quieres acabar. Sin paseo, y carrerilla porque llueve, y llegar a casa, y encender la lumbre. Sin veniros `p'acá' . Sin encontrarse en la plaza alta. Sin acabar en el estudio de Ramon con un vino del Alentejo.
Sin mirar a los ojos de los hombres barbudos que dibuja Jesús, y mirarlo, y admirarlo, con ternura, sin prisa. Sin flanear por el mercado de cachivaches y encontrar por un euro otra edición de `Mujercitas'. Sin merendar con tus amigas y que te den las uvas. Sin Navidad de achucharse y juntarse y ver la cabalgata y oír al Rey con «callaros, hombre, que no me entero». Sin cenas de no importa que día es hoy y reivindicar el cava extremeño descorchando una botella detrás de otra, y reírnos y reírnos con la risa tonta. Sin que estemos TODOS, suspirando de gusto, de sentirse afortunados y no necesitar más. No parece quedar aliento, ni siquiera fuerza para enjugar tanta incertidumbre, tanta pena.
Tras la ventana la flor de una mimosa ha reventado, llenando de luz la tarde. Las grullas empiezan a llegar a Extremadura. Un mensaje de un amigo: «tudo ficará bem», nos salpica de esperanza.
HEl grupo municipal socialista criticó ayer que la campaña para potenciar el comercio y la hostelería de la ciudad que ha diseñado el Ayuntamiento de Badajoz solo destine 25.000 euros (un 17,8% del presupuesto total) a promoción en Portugal para atraer potenciales clientes del país vecino.
A través de un comunicado, el PSOE lamentó que la «baja inversión» publicitaria al otro lado de La Raya sea «una tradición» para el consistorio pacense, al que reprochó que las campañas tanto puntualesgeneralistas como las relacionadas con la Institución Ferial de Badajoz (Ifeba) que ha llevado a cabo hasta la fecha hayan sido «testimoniales» y no hayan estado a la altura «de la relevancia y del impacto» del público portugués en el comercio local, por lo que cuestionan que ahora «haya retorno para tan ínfima inversión».
Asimismo, el grupo municipal socialista consideró la campaña «conceptualmente anticuada», además de que se mantenga con la misma intensidad durante los tres meses que se prorrogará, pues. a su juicio, la duración «es clave para su triunfo».
Según señaló el PSOE en su comunicado, la campaña permite «muy pocas licencias e innovación, tiene excesivas inconcreciones de bulto y va dirigida principalmente el mercado interno».
A juicio de los socialistas, por la pretensión y duración, esta campaña de promoción del comercio y la hostelería de Badajoz está «infradotada económicamente tanto a nivel local como regional», lo que, según aventuran, obligará a los medios a trabajar «muy por debajo de un precio aceptable, rompiendo mercado, algo a lo que no debiera prestarse ni incentivar el ayuntamiento», criticaron.
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