Spain is different
Las redes sociales, a menudo estigmatizadas como hervideros de banalidad y exhibicionismo, nos ofrecen también otra cara mucho más amarga, mucho más dramática y, por tanto, mucho más humana: la del relato sobre las víctimas del coronavirus.
Cada pocos días, a veces cada pocas horas, nos topamos en las redes con la narración dolida de alguna persona que ha perdido a un familiar, a un amigo, a un compañero de trabajo. Ya no nos vale aislarnos en la absurda creencia de que la covid-19 es una enfermedad peligrosa para los más mayores, y solo para los más mayores (como si esto no fuera suficiente…). Son ya demasiadas las muertes de ciudadanos, narradas casi a tiempo real, que estaban en la flor de la vida, sin enfermedades previas, y que han dejado este mundo de un día para otro, como ese futbolista que ha de abandonar en cuestión de segundos el partido con tarjeta roja por hacer una entrada a destiempo.
Y si malo es el panorama sanitario, ¿qué decir del político? No se entendería en la empresa privada
La política, una comedia de enredo para los máximos dirigentes y una tragedia para el pueblo
que Salvador Illa, cuya nefasta gestión en la crisis del coronavirus seguimos sufriendo, recibiera un premio en vez de un castigo. En plena campaña de vacunación, el ministro de Sanidad es retribuido con la candidatura a la presidencia de la Generalitat. Illa se vasin despeinarse tras dejar a España en la tercera ola, con uno de los peores índices de contagios del planeta y con decenas de miles de fallecidos por culpa de un virus que no iba a dejarnos más allá de algún caso diagnosticado (Fernando Simón dixit).
Spain is different! Y tanto. La política, unacomedia de enredo para los máximos dirigentes y unatragedia para el pueblo, se supera día a día.
«Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo», dijo Abraham Lincoln en una época en la que el engaño masivo aún no estaba tan sofisticado.