Vacunas a la carta
Cuando escribo estas líneas el dato es desolador: 350 fallecidos en Extremadura en lo que va de enero; 350 familias rotas por el insoportable dolor que supone la pérdida de un ser querido. De nuevo volvemos a estar a la cabeza de las cifras nacionales. No hay otra que preguntarse, ¿por qué los extremeños sufren los graves efectos de este virus más que el resto de España? Ayer fueron 31 extremeños los que nos dejaron a causa de la Covid. No hay palabras, solo lágrimas para expresar el sentimiento que esto causa.
La vacuna es la esperanza que todos tenemos para evitar la muerte y pasar de forma más leve esta enfermedad. Pero algo que todos aplaudimos, se han convertido en objeto de angustia, de mercadeo y hasta de abuso de autoridad.
Cuando los extremeños confiábamos en que había una prioridad en la vacunación, un orden según el riesgo evaluado, resulta que hay políticos socialistas que se vacunan cuando no les corresponde. Han hurtado el lugar que les pertenecía a personas mayores y a sanitarios que están en primera línea, y que todavía están sin vacunar. No es extraño que el Sindicato Médico de Extremadura haya exigido una investigación por vacunaciones al personal que no está en contacto con pacientes Covid. Vamos, que los cargos de dirección han recibido la preciada dosis y los que están en contacto directo con el virus, no.
Hemos oído las justificaciones: «sobraban vacunas», «ha sido para que no la tirasen». ¿Qué es eso de que sobran dosis? ¿Es que no está previsto en la planificación? Porque en el pueblo o la ciudad del vacunado irregularmente, hay mayores de riesgo sin vacunar que viven con sus familiares, con niños y jóvenes que tienen clases presenciales.
Ha sido tal la situación, que la Junta tenía que hacer algo para dar cabida a cargos directivos y a alcaldes y concejales socialistas que se han vacunado antes de que les llegara su turno. Se les ocurrió cambiar el protocolo de vacunación y así, en este mes de enero, hay vacunación a la carta.
El quid de la cuestión está en siete palabras. Entre el personal de primera línea está el personal sanitario de salud pública que trabaja en la gestión de la pandemia, así está recogido en el mes de diciembre y en enero. La diferencia está en que en diciembre este personal tenía que vacunarse «en función de su riesgo de exposición» y ahora estas siete palabras han desaparecido, de forma que se iguala a los cargos directivos con los que están en contacto con el Covid.
Dice el tango Cambalache que «los inmorales nos han igualao»; no hay que permitirlo, hay que hacerlo evidente, descubrir el «mangoneo», por más que Vergeles abronque a todo aquel que le pregunte o cuestione, como hizo con los periodistas en su última rueda de prensa, conminándoles a practicar la humildad; aunque él no sepa de qué va esa virtud.
La vacuna se ha convertido en objeto de angustia, de mercadeo y hasta de abuso de autoridad