El Periódico Extremadura

La vacuna, negocio mortal

NÓMADAS

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Y VIAJANTES

No aprendimos tanto en la lucha contra el covid en el 2020. El virus sigue entre nosotros con gran virulencia reforzado por nuevas variantes. Seguimos absortos en las palabras: ¿segunda o tercera ola?, cuando el drama está –además de en las vidas que se están perdiendo y en las que se van a perder– en la perturbaci­ón social que alimenta a unas extremas derechas que se presentan mezcladas en una miríada de organizaci­ones fanáticas nacidas y multiplica­das en internet. Qanon es solo un ejemplo. Están en riesgo nuestra salud y la democracia.

Los problemas de suministro de vacunas, que ha provocado una guerra política entre la UE y el Reino Unido, ponen en riesgo el calendario de vacunación y alejan el espejismo de la llamada inmunidad de grupo. Es como si de repente se hubiera apagado la luz al final del túnel, y con ella la esperanza de algún tipo de normalizac­ión en otoño de este año.

Las ucis de los hospitales de Europa vuelven a estar bajo una fuerte presión. Se multiplica­n las señales de alarma ante gobiernos timoratos que piensan más en el largo plazo, en la economía, que en el corto, en el que están en juego miles de vidas. El Reino Unido ha sobrepasad­o los 100.000 muertos, y algunos de los países que lo habían hecho mejor, como Portugal, están en serias dificultad­es. Estamos casi peor que en la primera ola.

Lo ocurrido en la casi siempre pacífica Holanda es una advertenci­a. Existe un cansancio físico y mental en una población que ha perdido el miedo al miedo. Crece el hartazgo ante las restriccio­nes y los confinamie­ntos. Las extremas derechas azuzan este descontent­o contra las autoridade­s, a las que culpan de incompeten­cia y autoritari­smo.

Hace apenas tres meses todo indicaba que serían los perdedores de una crisis que les había expulsado del escenario, pero han renacido aún más a la derecha impulsados por la locura final trumpista. Ya no es fascismo 2.0; ahora es un fanatismo medieval con armas digitales. El asalto del Congreso de EEUU, el 6 de enero, no fue un accidente aislado, es la consecuenc­ia de la pérdida progresiva de la verdad como motor de la política. La democracia estadounio­enegés dense se salvó de milagro, pero el mal está dentro, como un caballo de Troya, y está, en menor medida, en nuestras democracia­s europeas.

Tras el dolor extremo causado por la llamada gripe española en 1918 llegaron los «alegres años veinte». Y tras ellos, los nazis, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto con el asesinato de seis millones de judíos. ¿Qué hemos aprendido de la industrial­ización del crimen a gran escala? ¿Se podría repetir con gitanos, negros, migrantes o izquierdis­tas?

Las nuevas extremas derechas harán bandera de cualquier cosa, de los confinamie­ntos y de lo contrario, de las muertes y de la pérdida masiva de empleos. El miedo a un futuro sombrío es una gota malaya tóxica que cala en una población exhausta que asiste ahora al espectácul­o de la escasez de vacunas. Son carne de cañón, un cultivo perfecto para las ideologías del odio. Hay conflictos larvados suficiente­s para servir de chispa. ¿Creen que EEUU cederá a China el cetro mundial sin pelea?

¿Cuándo hemos olvidado que el libre mercado se basa en la escasez de la oferta frente a la demanda? Si esta es creciente, el precio crece, y se disparan las ganancias de los afortunado­s tenedores de la oferta. Hablamos de las farmacéuti­cas. No son altruistas que trabajan por la salud planetaria, sino compañías privadas que cotizan en Bolsa y actúan en comandita para defender las patentes perennes que bloquean el acceso a genéricos, práctica denunciada por una alianza de organizaci­ones y llamada Covax. El negocio farmacéuti­co genera más beneficios que el bancario.

Les recomiendo El jardinero fiel de Es posible que les dé tiempo a leer la novela antes de que les toque el turno de vacunación. Las medicinas no pueden ser un lujo; las vacunas, menos aún. La OMS afirma que sería un fracaso moral catastrófi­co si las vacunas, hoy escasas en los países ricos, no llegaran a tiempo a los más pobres. Oxfam calcula que nueve de cada diez habitantes de los 70 países más pobres no recibirán ninguna dosis en 2021.

De este previsible fiasco se nutrirán las extremas derechas fanatizada­s en las redes sociales. Se harán más fuertes y globales. Es posible que la historia no se repita, pero debemos admitir que la necedad es una constante. Somos una especie presuntame­nte inteligent­e que se comporta de una manera cada vez más estúpida.

Hdomingo que se dé prioridad a los ciudadanos israelíes en la vacunación a pesar de que la ONU haya recordado que Israel, como potencia ocupante de los territorio­s palestinos, tiene la responsabi­lidad de garantizar el acceso a la vacuna a los palestinos. «En lo que respecta a la vacuna, la obligación principal y prioritari­a de Israel es para con sus ciudadanos. Pagan impuestos, ¿no? Una vez dicho esto, somos los primeros que tenemos interés, no obligación legal, en que los palestinos consigan la vacuna, que no propaguen el covid-19», afirmó en declaracio­nes a la BBC. Ahora parece que finalmente Israel ha decidido compartir las vacunas con la población palestina.

En particular, Edelstein se refirió a los Acuerdos de Oslo de 1993 por los que se creó la Autoridad Palestina y ha recordado que dicen «alto y claro que los palestinos tienen que asumir su propia salud».

solo amenaza la salud sino también lo hace con la democracia

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Una enfermera mexicana le pone la vacuna contra el covid-19 a una de sus compañeras en Ciudad Juárez.
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