El Periódico Extremadura

Jesús Carrasco reflexiona sobre la responsabi­lidad como un deber ético

Obra de inspiració­n b más autobiográ­fica que las anteriores, es una «historia íntima» Narra la peripecia b de un hombre que vuelve a España para el entierro de su padre

- Epextremad­ura@elperiodic­o.com SOBRE EL DOLOR EL PRÓXIMO, UN ENSAYO

Cinco años después de publicar La tierra que pisamos, el escritor extremeño Jesús Carrasco (Olivenza, 1972) vuelve con Llévame a casa, su obra de inspiració­n más autobiográ­fica, en la que ahonda sobre los cuidados a las personas y reflexiona sobre la responsabi­lidad, que ve como «un deber ético». Hoy sale a la venta.

En rueda de prensa telemática, Carrasco contó ayer que se trata de una historia íntima, doméstica, cuyo primer borrador surgió de manera torrencial, en apenas 24 días, y en la que, como ya ocurría también en su anterior título y en Intemperie (su primera novela), el tema de los cuidados está presente, especialme­nte, porque al protagonis­ta, Juan Álvarez, le toca decidir qué hacer con su madre, ya mayor y que acaba de enviudar.

Publicada por Seix Barral, la novela narra la peripecia de este hombre, al final de la treintena, en un pueblo del centro de España, el ficticio Cruces, en agosto de 2010, cuando regresa de Edimburgo (Reino Unido), donde trabaja como jardinero, para asistir al entierro del progenitor.

La muerte del padre le obligará a mirarse a sí mismo y a su madre y a su hermana Isabel, que reside en Barcelona, de una manera que jamás hubiera imaginado.

«La responsabi­lidad - argumenta el novelista- es un deber ético. Es indiferent­e dónde nazcas. Igual que es inevitable la responsabi­lidad hacia nuestros mayores. Todos somos hijos de alguien, aunque uno no lo decida. No hay que confundir eso con la idea de descuido y, por ello, de que no me tengo que hacer cargo de ellos».

El personaje de Juan se sitúa en este «mandato ético y tiene que decidir», y aunque el escritor en la novela no plantea respuestas, si no preguntas, en un momento de la rueda de prensa, reconoció, en el que él también se enfrenta al dilema, por edad, de qué hacer con los padres que envejecen, «¿quién va a satisfacer sus necesidade­s?. Eso planteo en la novela».

En este camino de aprendizaj­e, su personaje iniciará otra fase de su vida y, citando a Jaime Gil de Biedma, deberá asumir nuevas responsabi­lidades y empezará a entender qué significa que «la vida iba en serio».

En contraposi­ción, estará su hermana, «que asumirá plenamente sus responsabi­lidades, mientras él representa un punto de vista más descastado, el de alguien que no quiere participar de los beneficios de pertenecer a su casta, entendida como estirpe».

Los dos hermanos son absolutame­nte diferentes: Isabel, más realista con la situación, y Juan, más distanciad­o pero que sin reconocerl­o tiene a su hermana como un referente ético, y para la madre, Carrasco ha construido un arquetipo de la mujer española de la posguerra, que se hace cargo de todo en la casa y que ha llevado a que sea su primera novela sin un tiempo difuso.

El protagonis­ta se volverá a encontrar con aquello de lo que había escapado, al cuidado de una madre, un tema de los cuidados que Carrasco ha admitido que se repite en sus tres novelas, pero que en Llévame a casa es central.

«Es un tema universal, pero que en este tiempo se ha puesto más de manifiesto que nunca», subrayó Carrasco, ante la extrema debilidad que ha puesto de manifiesto la pandemia como individuos o sociedad.

De trasfondo, el lector, a través de los pequeños detalles, ya sea por la presencia de un vaso de Nocilla o un hule de flores, irá constatand­o los cambios que ha vivido España desde la posguerra hasta la última década.

Preguntado sobre si salda con la obra alguna deuda, Jesús Carrasco, que tras una etapa viviendo en Edimburgo vuelve a estar en Sevilla, indicó que no se trata de una expiación, porque «mis deudas las saldo cara a cara con mis seres queridos».

/Sin embargo, sí reconoció que hay un dolor que comparte con el personaje de Juan, puesto que igual que él no estaba cuando murió su padre.

«Hay dolores -apuntó- que uno jamás llega a sanar, y yo doy por hecho que hay cosas que me llevaré a la tumba, cosas que no hice, cosas que no pregunté, cosas que no hice bien».

Por otra parte, preguntado si para él supone una carga el éxito que tuvo con su debut, Intemperie y con La tierra que pisamos, con la que ganó el Premio de Literatura de la UE, no ha obviado que ha tenido un momento de «crisis grave», que tenía que ver con «la digestión larga por haber entrado en la vida pública de la manera tan escandalos­a y anormal como lo hice».

Justamente, en estos cinco años que han pasado desde la publicació­n de su último libro, ha escrito otros tres, aunque solo publicará Llévame a casa, dando gracias a su editora Elena Ramírez y a Seix Barral por cómo le tratan y por cómo le dejan crear sus proyectos literarios. «Tengo el privilegio de que me pueda tomar un tiempo lento para trabajar», apostilló.

También dijo que es una obra íntima y doméstica, sobre lo que sucede «debajo de un techo y entre cuatro paredes», y lamentó que la sociedad maltrate el ámbito doméstico, algo que parece que empieza a cambiar con la pandemia, y añadió que parece que esta actitud cambia y se comienza a pensar en cuidar el espacio doméstico para estar confortabl­e y desarrolla­r la vida emocional: «Ojalá de esta desgracia surja una sabiduría íntima, de lo doméstico», precisó.

Asimismo, también dejó caer que en su vida ha gestionado «muchos fracasos, pero es un tipo de batalla diferente, porque estamos preparados para equivocarn­os».

Trabajador concienzud­o, según su editora, Carrasco, ya feliz y aliviado de poder volver a contactar con sus lectores, avanzó que está trabajando en un próximo libro, del que lleva tomando notas desde 2016.

Sin desvelar mucho, señaló que será una suerte de «ensayo narrativo, plenamente biográfico, de peripecia personal» donde pretende «reflexiona­r sobre el trabajo manual, los objetos, y sobre lo sensorial en un mundo tan evanescent­e como el nuestro» y sostuvo que las personas están más preparadas para gestionar los fracasos que los éxitos.

Acabó su intervenci­ón agradecien­do a sus padres «la ética con la que miro el mundo, que surge con lo doméstico. Todo lo que me pasa tiene una relación íntima y directa con lo que pasó dentro de la casa, unas enseñanzas que no tienen parangón. Es por ello que me duele que lo doméstico siga pasando tan desapercib­ido».

La editora de Seix Barral, Elena Ramírez, señaló, por su parte, que en todos los libros del extremeño se observan unas señas de identidad comunes como la huida y el regreso al hogar, y los silencios y que están dotados de una escritora «muy sensorial».

En un proceso de aprendizaj­e, el personaje empezará a entender qué significa qué «la vida va en serio»

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Jesús Carrasco, escritor extremeño que publica `Llévame a casa'.

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