Salvar a Italia de la insolvencia
La decisión de Mario Draghi de intentar formar un Gobierno de emergencia, integrado por técnicos, constituye una última oportunidad para salvar a Italia de la insolvencia y evitar la convocatoria de elecciones anticipadas que hubiesen sumido al país en una profunda incertidumbre. Un Gobierno tecnocrático siempre es una solución extrema para una democracia parlamentaria, donde deben prevalecer la voluntad popular y las mayorías susceptibles de formarse la Cámara. Sin embargo, la decisión del presidente de la República, Sergio Mattarella, de encargar la formación de un Gobierno de estas características al expresidente del Banco Central Europeo debe ser aplaudida. Convocar elecciones anticipadas en las condiciones por las que atraviesa Italia, con una crisis social sin precedentes provocada por el covid-19, que ha dejado cerca de 90.000 muertos, hubiese constituido un fracaso para Italia y un motivo de preocupación para toda Europa.
La convocatoria de elecciones hubiese afectado el proceso de recuperación del país basado en los 209.000 millones de euros que la Comisión Europea le ha asignado para hacer frente a los efectos devastadores de la pandemia. Hubiese abierto una crisis política de incierta solución originada, precisamente, por la incapacidad de las fuerzas políticas de ponerse de acuerdo sobre los mecanismos de distribución de estos fondos, enviando un mensaje negativo a Bruselas y a los países del norte de Europa. España escapó a este peligro en el último minuto, la semana pasada, gracias al apoyo que Vox dio a la metodología del Gobierno para repartir los 145.000 millones que nos corresponden. En Italia no fue posible y el primer ministro, Giuseppe Conte, se vio obligado a dimitir.
Pocos dudan de que Draghi -al que llaman Super Ma
Aunque Draghi sea un buen candidato, no le resultará fácil urdir una mayoría que dé estabilidad al Gobierno para emprender reformas