El mercado negro del oxígeno
La escasez de gas vital no solo provoca decesos en Perú, sino una ola de desesperación social de la que se están lucrando todos los especuladores
El covid-19 ha matado a más de 41.000 peruanos y el horizonte de penas se ensancha ante la mirada estupefacta de millones de personas. La segunda ola ya golpea a distintas regiones que temen mirarse en el espejo de las situaciones que estremecieron a la ciudad brasileña de Manaos por la falta de camas en los hospitales y de provisión de oxígeno. En los dos últimos meses, su consumo ha crecido un 70%, según la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud). Como en
Manaos, la falta de oxígeno no solo provoca decesos en casa, sino también olas de desesperación social de las que se lucran especuladores en el mercado negro del aire. «No hay oxígeno en ninguna parte. No hay recargas, te dicen que para otro día o te cobran lo que quieren», relata Celinda Rodríguez al diario El Comercio.
Las autoridades sanitarias saben que no es una cuestión menor. El virólogo Fernando Mejía recuerda que el oxígeno suministrado a tiempo puede marcar «la diferencia entre la vida y la muerte» en pacientes con pulmones destrozados. Con esa certeza, familiares de infectados se lanzan a su adquisición. A las puertas de la fábrica Criogas, en El Callao, ciudadanos pasan las noches sobre mantas o pedazos de cartón. Cada mañana, la policía revisa las filas y les anuncia si tienen la suerte o no de volver a sus casas con las bombonas. Los uniformados no pueden controlar la presencia furtiva de revendedores, que llegan a quintuplicar los precios.
El tema del oxígeno conlleva un problema añadido. Un 35% de los peruanos que tuvieron covid19 se automedicaron. Inés Sáenz, del hospital Sabogal, advierte del riesgo de usar el oxígeno sin supervisión médica: «En forma indiscriminada o en altas dosis puede causar fibrosis y otros daños».
Perú se acerca a los 1,2 millones de casos positivos de coronavirus. El Gobierno peruano espera el primer lote de vacunas para la semana entrante. Lima y otros siete departamentos estarán hasta el 14 de febrero bajo un nuevo confinamiento que, otra vez, corre el peligro de ser transgredido. El vicedecano del Colegio Médico del Perú, Ciro Maguiña, advirtió de que el país se acerca a «un desastre nacional» que reclama medidas radicales. El sondeo advierte de nuevas muestras de indisciplina social. Un 38% de los consultados reconocen que asisten a reuniones y un 20% que solo «a veces» utiliza mascarilla. «Esa misma gente luego va a reclamar atención a los hospitales», lamenta.
Hcomían y bebían de pie, sin respetar la distancia social y sin mascarillas, en los escasos 15 metros que conforman la terraza cubierta. En lugar de entonar su mea culpa, los clientes habrían increpado a los agentes exigiéndoles explicaciones sobre los motivos de su intervención. «Tenemos que almorzar», habrían tratado de justificar tras ser sorprendidos con las manos en la masa.
Ayer, L'Annexe, nombre de la brasserie, permanecía cerrada. Se enfrenta a un eventual cierre administrativo que forzaría al establecimiento a bajar sus persianas durante dos semanas y podría traducirse en la pérdida de las ayudas destinadas al sector. El asunto podría haber pasado desapercibido. L'Annexe se habría sumado discretamente a la lista de restaurantes que exceden las normas para frenar la curva de contagios si no fuera por la profesión de dos de sus comensales. El presidente de la jurisdicción del Tribunal Nacional del Derecho al Asilo exigió ayer la dimisión de uno de sus magistrados y de uno de sus asesores.
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