El Periódico Extremadura

«Ahora ya no puedo permitirme tener un mes malo»

- R. E. FACTURACIÓ­N

Patricia Llanos llevaba toda la vida trabajando en negocios de textil y hostelería que gestionaba «prácticame­nte sola» y tenía ganas de montar su propia empresa. Decidió hacerlo hace cuatro años con su hermana, abriendo dos tiendas de lencería y ropa de baño en Mérida y Montijo. La de Montijo cerró hace algún tiempo, pero mantienen la de la capital autonómica en la calle Moreno de Vargas. Patricia es la presidenta de la asociación de comerciant­es Augusta Emérita, que aglutina a casi un centenar de asociados.

Antes del covid ya notó un cierto bajón en las ventas e incluso se planteó cerrar. Pero logró seguir adelante y tras el parón del confinamie­nto y el primer estado de alarma reabrió en mayo con grandes esperanzas puestas en la temporada de baño. Había poca gente en la calle, pero al menos se veía movimiento. «Nadie puede decir que se va a hacer rico con un negocio, pero mientras saquemos para vivir …», dice. Asegura que a ella le gusta trabajar de cara al público y que sus clientes se vayan contentos con la atención recibida, algo de lo que se muestra satisfecha.

Tras el coronaviru­s Patricia estima la caída de facturació­n en su negocio en torno al 40% o 50%. En septiembre, gracias a los bonos de consumo que puso en marcha el Ayuntamien­to de Mérida notó algo de alivio y dice que octubre, noviembre y diciembre tampoco han sido malos meses para su tienda. Pero aún así asegura que en estos momentos sobrevive «al día» y que ya no podría permitirse tener uno o dos meses malos porque «el colchoncit­o se agotó en la primera ola».

De hecho, pensó que la cosa podría ya ir a mejor, pero después llegó el palo de la tercera ola y el cierre del comercio no esencial decretado por la Junta que a ella le afectaba de lleno. «Espero que haya servido para que la curva baje», dice. Ya está de nuevo abriendo por las mañanas y a partir de esta semana también por las tardes, de 16.30 a 18 horas, aunque no descarta ampliar horario si hay ventas. Tiene dos hijos de siete y nueve años, pero puede conciliar gracias a que su marido pidió una reducción de jornada.

«Esto (la pandemia) es una cosa que nos ha venido a nivel mundial y estamos dando palos de ciego, pero espero que no vuelva a pasar algo así porque se ha demostrado que en el comercio contagio cero. Tenemos todas las medidas que nos pide Sanidad, hemos vuelto a abrir y aquí estamos», afirma Patricia, que sí se muestra más crítica con que ese parón no haya sido «para todos» porque «todos tenemos que poner de nuestra parte» para que esto se solucione. En estos momentos y «viviendo al día», está pendiente de los 60 millones de euros que la Junta ha puesto encima de la mesa para ayudar a los autónomos, y prefiere «pensar en positivo».

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Patricia Llanos, en su tienda de la capital autonómica.

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