Por fin un proyecto que es más creíble
En cierta ocasión, hace ya demasiado, un técnico, que gestionaba una delegación territorial de una administración, me dijo: «No te creas que porque salga en el presupuesto se vaya a hacer». Le reproché que dijera eso porque hablábamos de una inversión que dependía de su administración. No me contestó con palabras, lo hizo con un gesto con el que me decía que era un ingenuo. Bueno, pues voy a ser otra vez ingenuo y me voy a creer que Cáceres contará con un centro para la investigación del almacenamiento de energía. Es más, como Pablo de Tarso caigo del caballo y tendré fe en que estará en 2023, que es la fecha que se da porque se financia con fondos europeos que son finalistas y con plazos para su gasto.
Necesito creer en ese centro, necesito un proyecto al que agarrarme, algo que sea creíble tras la última situación absurda vivida esta semana, cuando se hacía oficial que la base logística del Ejército de Tierra estará en Córdoba. Hace menos de un mes el ayuntamiento aseguraba que se optaba a esa base. Pero bastaba entonces con hojear las informaciones del diario Córdoba para saber que era una afirmación vacía. Córdoba tenía un proyecto sólido, aquí, al menos por lo hecho público, no había nada o no se informó de nada que fuese concreto.
No habrá base, es una pena, pero habrá centro para la investigación del almacenamiento de energía con 70 investigadores y en el sitio óptimo: en el Cuartillo, entre la universidad y el centro de cirugía de mínima invasión y el hospital, un nuevo centro que puede ser un polo de desarrollo de iniciativas.
Me lo creo, me parece más real que un complejo budista del que aún no se ha presentado un proyecto concreto para su tramitación en el ayuntamiento después de más de un año desde su anuncio. Ese proyecto ya es necesario porque habrá que recalificar el suelo de la finca Arropez, contar por lo menos con el informe de Defensa (está junto a la reserva de suelo del Cefot) y también con el de Medio Ambiente, y además preservar el sitio elegido para este complejo frente a intenciones mineras que quieren convertir el municipio de Cáceres en un queso gruyer. Pero la última noticia conocida esta semana sobre el complejo budista es más de lo mismo: anuncios o gestos que son solo buenas intenciones, pero vacíos, siguen sin estar sobre la mesa el proyecto ni la inversión privada.
Y me creo más el centro para la investigación del almacenamiento de energía que la mina de Valdeflores. Esta semana se ha hecho pública la resolución de la Junta que concede el permiso de investigación de los recursos mineros en terrenos que ocupará este proyecto. Sería bueno que alguien explicase cómo se da un permiso para investigar recursos mineros en un suelo donde no se puede abrir una mina. Entiendo que sea parte de un procedimiento, pero mientras que no se permita excavar, todo lo que se está haciendo es solo una especulación: hay un proyecto pero no el suelo donde se quiere hacer. Y en esto el ayuntamiento debe ser más claro. Si no se quiere la mina, lo que hay que hacer en el pleno es una declaración institucional. Por otras cuestiones, algunas incluso menores, se han aprobado. En este asunto, que genera un debate en la ciudad, el ayuntamiento debe tomar la iniciativa y dejar clara su postura con hechos y no solo con manifestaciones.
Mi fe no es absoluta en todo y hay cosas que no me las creeré nunca, salvo que una luz cegadora me tire del caballo.
El proyecto del centro para la investigación del almacenamiento de energía es algo más real que otras iniciativas