El Periódico Extremadura

Una travesía sin mapa

En esta pandemia del covid han salido de repente decenas de expertos que no tienen ni idea y, encima, son hasta peligrosos

- ANTONIO Cid de Rivera

En esta vida he comprobado que hay gente que habla como si estuviera en posesión de la verdad absoluta. Son hasta peligrosos porque generalmen­te no saben de casi nada y lo que hacen es modificar su discurso a medida que cambian los acontecimi­entos. Es la forma de seguir diciendo que tienen la razón siempre. Son los sabidillos de toda la vida, aunque de un tiempo a esta parte, por aquello de establecer un parangón familiar, han pasado a denominars­e popularmen­te los `cuñaos', en referencia a esos personajes enterados y ajenos a la familia que aparecen en los momentos más oportunos y le dan a uno una lección como si justo acabara de nacer.

Pues bien, durante la pandemia del coronaviru­s han salido `cuñaos' a mansalva. Se puede decir que hay expertos en virus por todas las esquinas, pero sin pasar por las facultad de Medicina y, ni mucho menos, especializ­arse en virología y epidemiolo­gía. Es lo que tiene una pandemia y su correspond­iente fatiga, que acaba por inundarlo todo y convertirs­e en monotema. Y ahí los sabidillos destacan, tienen acceso a multitud de fuentes de informació­n y adoptan uno u otro discurso en función de cómo vayan los acontecimi­entos. Jamás se equivocan, están en su salsa.

Que se decide abrir en Navidad, dicen que hay que ver los políticos, que se quieren cargar la salud de la gente. Que cierran por el aumento de positivos, afirman que son unos impresenta­bles, que se van a llevar por delante miles de negocios. Si se abre y sale bien, se adopta el mensaje de «ya sabía yo que no era para tanto», pero si sale mal se cambia sobre la marcha: «¿A quién se le ocurre?» Y se clama con dramatismo mientras se pone verde al responsabl­e más cercano o al cabeza de turco que se tenga más a mano. A él o a su jefe.

Llegados a este punto, afirmo con rotundidad no saber nada de virología ni de epidemiolo­gía. Menos aún cuando los propios expertos de renombre reconocen múltiples lagunas a la hora de hacer frente a este maldito SARS-CoV-2 que ha sesgado la vida de tanta gente. Una, dos, tres y hasta cuatro olas con sus correspond­ientes contagios, hospitaliz­aciones y muertos. Y ahora empiezan las variantes (la británica, la sudafrican­a…). Pero, oye, los sabidillos no pierden comba y siguen opinando sobre cuándo abrir las tiendas, los bares o los pueblos; cuándo cerrar o decretar su clausura; cómo hacer el toque de queda y hasta qué hora; o si hay que apostar por la educación `on line' o presencial.

Un servidor, la verdad, tiene decenas de dudas: ¿Cómo es posible que algunas personas se contagien y otras no cuando conviven bajo el mismo techo o duermen en la misma cama? ¿Por qué a algunas les afecta de forma leve y otras acaban en la UCI o fallecen? ¿Por qué se producen secuelas graves en determinad­os casos y en otros no? ¿Cómo se pueden dar contagios si se han puesto todos los medios posibles de desinfecci­ón y protección, por ejemplo, a la hora de vacunar a los residentes de un asilo o geriátrico? Esto se lo he preguntado a muchos médicos, palabra de honor, y siempre es la misma respuesta: algún día lo sabremos.

Ya lo he dicho en otras ocasiones: no quisiera estar en el pellejo de un gestor sanitario en estos momentos teniendo que tomar decisiones que provocan ruina y desesperac­ión. Pero debe ser terrible cuando vea cada mañana las cifras de contagios y de muertes, cuando observe la susodicha curva que no baja y cuando tenga que contar las camas de UCI disponible­s.

Nadie avisó de que esta travesía sin mapa iba a ser tan larga y que nos iba a costar tantos muertos. Ha habido que aprender sobre la marcha a base de desgracia y de pena, y lo peor es que aún no nos podemos dar por victorioso­s. Las vacunas tienen que coger velocidad de crucero cuanto antes y la normalidad, la de antes de marzo del 2019, tiene que regresar más pronto que tarde. Recuperar nuestras vidas y dejar atrás este virus que tanto mal nos ha traído.

Es lo que tiene una pandemia y su fatiga, que acaba por inundarlo todo y convertirs­e en monotema

Ha habido que aprender sobre la marcha a base de desgracia y aún no podemos darnos por victorioso­s

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain