El Periódico Extremadura

La suspensión del trasvase de Alcántara al Guadiloba se aplaza

- JOSÉ LUIS BERMEJO

El Guadiloba recogió ayer más de medio hectómetro cúbico. A las ocho de la tarde tenía 14,02 hectómetro­s cúbicos, lo que le acerca al 75% de su capacidad, veinticuat­ro horas antes tenía 13,44. No obstante, aún no se ha decidido la suspensión del trasvase de agua desde la toma que está en la cola del pantano de Alcántara hasta el Guadiloba. Es una decisión que se podría tomar en los próximos días ya que seguirá entrando agua en el Guadiloba. Solo ayer se recogieron 580 millones de litros.

También siguió subiendo ayer la cota del embalse de Alcántara, de cuyo nivel depende la toma del trasvase. Ayer estaba en la cota 203 metros sobre

Podría decidirse en los próximos días en los que seguirá entrando agua

el nivel del mar, ha subido un metro en el último día.

La paralizaci­ón del trasvase permitiría afrontar la obra de ampliación de su capacidad, trabajo que tiene un plazo de ejecución de ocho meses y que implica la sustitució­n de las bombas que sacan el agua del pantano y de las que lo impulsan hasta el Guadiloba. Con esta mejora, que se aprobó en 2017 y que no se ha podido afrontar antes debido a que se ha tenido que resolver su adjudicaci­ón y a la necesidad de mantener el trasvase, se lograría una capacidad de 36.000 metros cúbicos al día.

El 1 de enero de 1494 se promulga en Cáceres la Ordenanza sobre la roda y salín, un Reglamento que a lo largo de sus 20 artículos nos informa de cómo se comerciali­zaba uno de los productos que más importanci­a han tenido a lo largo de la historia. Especialme­nte en las tierras del interior de la Península que carecían de industria salitrera propia. Aunque en ningún documento consultado se específica de dónde viene la sal a la provincia de Extremadur­a, si sabemos que los principale­s abastecedo­res de sal llegaban a Cáceres por la Vía de la Plata desde de Mérida, que la recibía a su vez desde Sevilla, donde atracaba a puerto desde las salinas de Cádiz, eso era lo lógico. Un producto ineludible pero caro, debido a los altos gastos del transporte. Una sal necesaria, especialme­nte en el mundo de la alimentaci­ón, donde los salazones eran la única

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