«No seguiría en la ciencia si no pensara que hay esperanza»
Cáceres, 25 años. Física y Matemática. Doctorando en el Instituto Max Planck de Física Nuclear en Alemania
Cacereña de 25 años, empezó a interesarse por el mundo de la investigación cuando se fue de Erasmus a Estocolmo. «La mayoría de las asignaturas que cursé allí estaban diseñadas para la investigación, en lugar de exámenes a libro cerrado teníamos que realizar extensos trabajos de investigación». Ahí comenzó una vocación que no ha parado. Cuando acabó el doble grado de Física y Matemáticas en Madrid, se formó en Astrofísica `Astromundus' entre Innsbruck, Padua y Roma. En la actualidad realiza en Alemania, con un contrato de 2 años, el doctorado en Astrofísica de Altas Energías en el Instituto Planck de Física Nuclear. «Mi área de estudio se centra en observar rayos gamma provenientes del espacio; nos interesan estos rayos porque muy pocos procesos físicos los producen, y los que lo hacen, requieren la presencia de partículas aceleradas a las energías más altas que existen en el Universo», explica.
El futuro es incierto y complejo, pero le encantaría investigar en España, «ojalá pueda hacerlo en algún momento, pero hay poquísimas oportunidades y las que hay suelen involucrar peores condiciones que fuera». Hay un segundo condicionante: la brecha de género. «Como en otros campos, en la ciencia también hay una cultura que protege a hombres poderosos y les garantiza total inmunidad. La carrera científica está diseñada a medida para un hombre blanco, de clase media-alta y con una pareja que se encargue del hogar y los niños. Con un sistema de funcionamiento inestable, en el que se requiere reubicarse cada pocos años, se dificulta mucho la continuidad, no solo de mujeres, sino de personas que no tengan un colchón económico». Cuenta que ha vivido alguna situación incómoda («faltas de respeto o comentarios inapropiados») pero «si no pensara que hay esperanza, y si no hubiera encontrado gente con la que puedo trabajar cómodamente, no seguiría en la ciencia».
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