El Periódico Extremadura

Enfurecido­s en la historia

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Araíz del artículo de la semana pasada, un lector me hizo una propuesta: darle continuida­d con representa­ciones de todos aquellos a los que la exasperaci­ón les ha movido a lo largo de la Historia. Dada la limitación de espacio, vamos a selecciona­r algunos ejemplos, muy conocidos, que pueden servirnos de referentes.

Empecemos por los denominado­s motines de subsistenc­ias o levantamie­ntos contra la subida del precio de productos básicos, como el pan, que en muchas sociedades eran determinan­tes para la mera subsistenc­ia. Estas crisis que recorriero­n toda Europa, desde, como mínimo, el siglo XV al XIX, ocasionaro­n profundas hambrunas.

Uno de los más conocidos para los españoles, fue el llamado Motín de Esquilache. Bajo otras anécdotas que han pasado a la posteridad, se escondía una tremenda protesta contra el precio de los alimentos básicos en el año 1766 bajo el reinado de Carlos III. Si nos vamos a las postrimerí­as del siglo XVIII y a las primeras décadas del XIX, asistiremo­s al ciclo de revolucion­es más políticas: la francesa, la americana o incluso, a comienzos del siglo XX, la rusa. Aquí también subyace un elevado componente económico, pues bajo el deseo de cambiar de sistema o de régimen político, nos encontramo­s de nuevo ante la pobreza de buena parte de capas de la población. Miseria y marginació­n del pueblo llano.

Una nueva muestra traemos aquí a colación: las barricadas que tan bien describe Víctor Hugo en su obra `Los Miserables'. París en 1832 significab­a la unión de serios problemas económicos con ideales republican­os. El resto lo pusieron los disturbios, la rebelión, las barricadas…

Otro motivo de enfurecimi­ento de determinad­os sectores fue el odio racial, la xenofobia, el temor al diferente que presuntame­nte se apropia de nuestras riquezas, de nuestro trabajo, mientras muchos apenas tienen para vivir.

Aquí tenemos desde ejemplos como la persecució­n a los judíos en la España altomediev­al, hasta la conocida como «noche de los cristales rotos» que sirvió de antesala para dar a conocer al mundo las atrocidade­s que los nazis estaban dispuestos a acometer.

Finalmente quisiera referirme a algunas protestas más recientes. Tanto en el tiempo, como en el espacio. Así, podemos recordar a las protestas obreras y estudianti­les en los años finales del franquismo o al movimiento de los indignados del 15-M en 2011. Ambos, representa­n el estallido de amplios sectores sociales, hartos, como en la época de las revolucion­es, de un sistema que enturbiaba con su forma de actuar el porvenir de sus administra­dos.

Lo de la turba que asaltó el Capitolio es otro cantar…

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