Elecciones de vértigo
La pandemia del covid y el pulso político rodean de incertidumbre las elecciones en Cataluña El dispositivo, sin precedentes, incluye equipos de protección, franjas horarias y más `colegios'
En cuatro décadas de autonomía política, Cataluña ha vivido elecciones de todos los colores. Desde anodinas y carentes de emoción hasta inciertas y cargadas de voltios. Nunca se sabe lo que deparará el futuro, pero costará hallar un envite tan vertiginoso como la cita con las urnas de hoy. Por cierto, para supersticiosos: es la número 13 de los comicios autonómicos. A la acusada igualdad entre los partidos que se disputan la victoria se suma una incertidumbre aún mayor: los efectos que la pandemia del coronavirus pueda tener sobre una jornada electoral que se desarrollará bajo extremas e insólitas medidas de seguridad sanitaria.
La Generalitat desplegará hoy un protocolo sin precedentes para que los votantes puedan ejercer su derecho sin poner en riesgo su salud, multiplicando los colegios (2.763) y las mesas electorales (9.139) para evitar aglomeraciones. Pabellones, mercados o espacios similares se han habilitado como puntos de votación para que puedan respetarse los 1,5 metros de distancia mínima entre personas y 2 metros entre mesas.
DOBLE COLA Y FRANJAS HORARIAS /
Los puntos de acceso y de salida serán independientes, y cada local tendrá un mínimo de dos colas, preferiblemente en la calle: una prioritaria para colectivos vulnerables, a fin de reducir el tiempo de exposición a un posible contagio, y otra para el resto de votantes. En el interior, se establecerán circuitos únicos para evitar cruces.
Habrá personal controlando el acceso ordenado de los votantes, organizando las colas y custodiando el flujo de electores para asegurar el cumplimiento de las medidas.
Otra gran novedad logística es que la Generalitat recomienda una votación por franjas horarias para evitar aglomeraciones: de 9.00 a 12.00, los colectivos de riesgo; de 19.00 a 20.00, las personas positivas por covid y los confinados por contactos estrechos; y de 12.00 a 19.00, el resto de los ciudadanos.
La gran incógnita de esta jornada electoral es si a las nueve de la mañana estarán constituidas todas las mesas electorales sin incidencias, después de que al menos 35.637 elegidos (un 43,33% del total) presentaran alegaciones para intentar librarse de su obligación a acudir al colegio electoral. Un total de 23.311 recursos han sido admitidos (un 65,41%) y más de 1.000 están por resolver, según datos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Estas cifras podrían seguir creciendo porque los sustitutos también pueden presentar excusas y alegar causas sobrevenidas al llegar a la mesa electoral, hoy a las ocho de la mañana.
Antes de empezar la jornada, a los miembros de las mesas electorales se les tomará la temperatura y se les entregarán dos mascarillas FFP2, una pantalla facial y guantes desechables para el recuento, así como gel hidroalcohólico. En la última hora de votación, cuando se aconseja que acuda la población contagiada o confinada, deberán vestir un Equipo de Protección Individual (EPI) de alta seguridad.
«El 100% de las mesas electorales se podrán constituir porque hay suplentes de primera y segunda instancia suficientes para cubrir cualquier incidencia», afirmó ayer el consejero Bernat Solé, responsable del proceso electoral. En el caso de bajas de última hora, la Junta Electoral avaló que se reubique a suplentes de una mesa ya constituida en otras en las que haya vacantes.
ALARMAS EN CAMPAÑA / El optimismo de la Generalitat de Cataluña, que tampoco prevé retrasos en el escrutinio pese al aluvión de votos por correo (265.647, récord absoluto), contrasta con las advertencias de posibles incidencias que lanzó en la primera semana de campaña. Además, la evolución de la tercera ola del covid ha refutado las estimaciones adversas que hizo el departamento de Salud.
Con los datos de ayer, solo la situación en las uci, con 651 pacientes, encaja en el mejor de los escenarios que planteó el Govern para defender su decreto de suspensión de los comicios, que acabó revocado por el TSJC con la campaña ya empezada, al concluir que no había una causa de «fuerza mayor» que lo justificara.