Fallece por covid Enrique Rodríguez Galindo
Un total de 5,6 millones de catalanes están convocados hoy a las urnas en unas elecciones que podrían dejar el Parlamento más fragmentado de la historia y en las que previsiblemente ofrecerán un escenario postelectoral incierto, de difícil gobernabilidad y sin pactos claros. Tres partidos llegan a la cita con opciones de victoria, según las encuestas publicadas en las últimas semanas: el PSC, ERC y Junts se disputan ser la primera fuerza en Cataluña en una lucha que se prevé ajustada e incluso podría darse la situación que el partido más votado no sea el que obtenga más escaños. Lo que sí parece seguro es que los resultados de estos comicios dejarán el Parlament más fragmentado de la historia con ocho o nueve partidos diferentes con la irrupción de Vox y la eventual entrada del PDeCAT.
Sobre la mesa hay varias opciones de gobierno: repetir un Govern de Junts y ERC, incluso sumando a la CUP; un tripartito entre ERC,
PSC y comuns –tanto republicanos como socialistas lo han descartado–; un gobierno sin independentistas liderado por el PSC, aunque los socialistas han dicho que no aceptarán los votos de Vox; el Govern amplio que plantea ERC con Junts, comuns, CUP y PDeCAT –aunque hay vetos mutuos entre ellos–, e incluso un Ejecutivo en solitario o en minoría, aunque se antoja difícil.
Los vetos cruzados complican que cualquiera de estas alianzas se acabe llevando a cabo y, pese a que la aritmética parlamentaria que deje el 14F podría acercar alguno de los escenarios, la repetición electoral puede convertirse en un horizonte probable en las semanas posteriores los comicios.
Uno de los factores que puede decantar los resultados a un lado u otro es la participación, ya que se augura un descenso importante de la movilización de los electores, después de que en las últimas elecciones del 2017 se alcanzara el máximo histórico en Cataluña (79,04%).
El miedo al contagio de coronavirus, la desafección entre la ciudadanía tras la última legislatura y la gestión del covid19, y la distensión del proceso independentista respecto a 2017, pueden provocar una alta abstención, aunque no se podrá interpretar cuál de estas causas provocará más abstención y es impredecible adelantar si afectará más a unos partidos que a otros.
De la decisión de hoy los catalanes depende de nuevo el futuro del proceso independentista iniciado en el 2012. Una de las pugnas principales que se dirimen este domingo es el de la hegemonía del bloque independentista entre ERC y Junts, después de que los de Carles Puigdemont se impusieran en el 2017 por poco más de 12.000 votos y tras una legislatura con divisiones constantes entre los dos socios.
Los republicanos, con Pere Aragonès como candidato, han rehuido del cuerpo a cuerpo con Junts durante la campaña, planteando el 14F como una elección entre «ERC o el bloque del 155» liderado por el PSC en una apelación a concentrar el voto independentista para evitar una victoria socialista, dejando atrás el denominado efecto
Illa.H
El exgeneral de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, con un amplio historial en la lucha contra ETA y condenado por su implicación en crímenes de los GAL, falleció por coronavirus, según informaron ayer de su entorno en el instituto armado. Galindo tuvo que ser ingresado en la uci de un hospital zaragozano al agravarse su estado tras contagiarse de coronavirus hace unas semanas, como también se contagió su mujer. El exgeneral, de 82 años, se hizo popular cuando en 1980 se hizo cargo de la 513 Comandancia de la Guardia Civil, con sede en Intxaurrondo (San Sebastián).
Durante los quince años que pasó al frente de esta Comandancia fueron desarticulados unos 90 comandos de ETA y detenidos más de 800 terroristas, lo que le valió una prestigiosa reputación como experto en la lucha antiterrorista y le llevó a ser nombrado general de la Benemérita en 1995. La reapertura del caso Lasa Zabala, relativo al secuestro y asesinato de los presuntos etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, por guardias civiles de Intxaurrondo cuando Galindo era su máximo responsable, centró en él esta investigación judicial.
Tras ser llevado a juicio, el 26 de abril de 2000 la Audiencia Nacional le condenó a 71 años de prisión por el secuestro y asesinato de los presuntos etarras y el 9 de mayo ingresó en prisión.
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