El Periódico Extremadura

`Little birds': Descubrimi­ento erótico del brazo de Juno Temple

La plataforma Starzplay estrena esta creación que adapta el volumen de cuentos `Pajaritos' de Anaïs Nin

- JUAN MANUEL FREIRE epextremad­ura@elperiodic­o.com

El sexo y las escenas de desnudo son habituales en las series. Pero son algo más raras aquellas series que se sirven del deseo carnal no solo para despertar al espectador, sino también para investigar los misterios de la excitación sexual y por qué lo que a unos les dispara la libido a otros les deja frío. Hay, en fin, muchas series con sexo, pero pocas series sobre sexo, aunque sea algo tan presente en nuestras vidas reales e imaginadas.

Por eso Little birds (Starzplay, estrenada ayer), relato de un viaje de descubrimi­ento y autoconoci­miento sexuales, es toda una rareza. La polifacéti­ca artista Sophia Al-Maria se sirve de los cuentos del libro Pajaritos de Anaïs Nin -o mejor dicho, de algunos elementos que recombina a placer en un único relato más extenso y tangible- para explorar el camino de liberación erótica de Lucy Savage, rica heredera neoyorquin­a a la que su prometido recibe en Tánger con menos pasión de la deseable. Es la Tánger (filmada en Tarifa) de 1955: una ciudad en su propio camino de liberación, en su caso de la opresión colonialis­ta.

LO SEXI Y LO ERÓTICO // Figura emblemátic­a de la vanguardia literaria parisina, Nin pasó a la leyenda por sus intensos diarios y quizá, sobre todo, por la ficción erótica que escribió por encargo para un cliente anónimo. Cuentos escritos en los años 40, pero no publicados hasta décadas después en las compilacio­nes póstumas Delta de Venus (1977) y Pajaritos (1979). La primera fue adaptada por Zalman King, rey del softcore de autor, en una película de 1995. La segunda resurge ahora en forma de miniserie de seis episodios.

Su protagonis­ta es Juno Temple, una actriz de inquietud constante, revelación absoluta hace una década en Killer Joe, aquella historia de sexo, asesinato y pollo frito dirigida por William Friedkin a partir de una obra teatral matadora de Tracy Letts. Temple recuerda a la perfección qué sintió cuando leyó Pajaritos a los 17 años: «Iba en un avión y, bueno, fue como… Me subió la temperatur­a», confiesa entre risas. «Ciertos momentos grotescos se me escapaban. Pero considero que, simplement­e, debías dejarte llevar y explorar todos los tipos de sudor que te presenta. Esos momentos en que el cuerpo te domina y tu cerebro ya no tiene el control. Lo sexi es cuestión de cabeza. Lo erótico es cosa del cuerpo, creo».

A Temple le apetecía reencontra­rse con «una vieja amiga», como describe a Nin, y más todavía si era de la mano de mujeres que «saben pillar su escritura». El núcleo del equipo creativo es femenino: crea y escribe Sophia Al-Maria; dirige Stacie Passon, hace poco autora de la adaptación al cine de otro clásico literario: Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson. «Estar rodeada de mujeres era, desde luego, un valor añadido. Hombres y mujeres experiment­an el erotismo de forma diferente, porque tenemos una anatomía diferente, básicament­e». ¿Habría dudado de aceptar el proyecto si hubiese tenido hombres al frente? «La verdad es que no lo sé. Es una pregunta difícil. Pero sé que con Stacie iba a poder liberarme de forma más cómoda».

UN PAPEL COMPLICADO / Nuestra entrevista­da no es una primeriza, sea como sea, en el ámbito de las escenas más íntimas y vulnerable­s. Recién entrada en la veintena, aceptó un papel bastante complicado con un director también complicado de llevar: William Friedkin, autor de The French connection y El exorcista, entre otras viscerales obras maestras. «Recuerdo leer aquel guion [Killer Joe] y sentir como si me dieran una patada en el estómago.

Pensar en esa película era como tener la regla: sabía que lo quería, pero también sabía que dolería. Siempre estaré agradecida a Billy por haber creído en mí».

En Killer Joe, Temple debía protagoniz­ar un desnudo integral y justo después compartir una escena de sexo con un hombre mucho mayor (dos décadas) y mucho más vestido que ella. «Matthew McConaughe­y fue encantador», asegura. «Habló mucho conmigo sobre la escena. Todavía hoy considero importante discutir con mis compañeros qué está bien y qué no; cómo vamos a avanzar para llegar a conquistar la escena. Una vez eso está claro, una escena de sexo puede ser disfrutabl­e. Al fin y al cabo, generalmen­te todo consiste en compartir momentos íntimos con un hombre o una mujer muy guapos».

Del rodaje de Little birds, Temple se quedará con esos momentos íntimos, pero también con los ratos de diversión al lado de Rossy de Palma, espléndida en la serie como Condesa Mandrax, reina social de la colonia. «Rossy es una leyenda. Me habría gustado pasar aún más tiempo con ella, pero no hacía más que ir y venir. ¡Es una mujer muy ocupada!».

De la polifacéti­ca artista Sophie Al-Maria y dirigida por directora Stacie Passon

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EL PERIÓDICO ►► Juno Temple (derecha) , en `Little birds'.

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