Perdona, pero...
No sé qué extraño oximorón carga las palabras, sin saberlo siquiera quien las pronuncia, que bajo la apariencia de darte un consejo en realidad te sueltan una colleja, sartenazo o juvenil `zasca' y pongo, a renglón seguido, por testigo el frecuente `Perdona, pero…' con el que tantas veces me han obsequiado en mí vida. Que sepan que si alguien les dice `Perdona, pero…' no es intención de quien pronuncia perdonarles pues el `perdón' es incondicional, no admite `peros': o se perdona o no se perdona pero no se perdona `a cambio de'. Esto los católicos lo sabemos muy bien gracias al sacramento de la confesión.
En mi caso, ocurre que tras el `perdona, pero' suele venir un reproche tras una de mis habituales meteduras de pata, olvidos, perezas o desganas. O, peor, cuando antes de ponerte a caldo te sueltan el habitual `Perdona, pero…' y patada a seguir te entran a casco porro con intención de fornicar (pero en el mal sentido). Oigan, que no me molesta tanto la crítica como el a todos luces falso `perdona'. Eso y el `no hay cosa que me moleste más', lucho por tenerlos excluidos de mi vocabulario. Aviso a navegantes: es preferible entrarme directamente al trapo, tirarme al centro de la diana pero nunca un `perdona'.
Sugiero un `Por cierto' o un delicado `Tú verás' que forman parte de mis frases míticas junto al eterno `Te quiero' o al sugerente `Esta noche te vas a enterar, Espartaco' (se puede sustituir Espartaco por amor mío), o los encomiables `Hoy pago yo', `Este año te sale a devolver', `Será que llega febrero', (himno de carnaval emeritense), `Tu paquete está en camino' (oda de las mensajerías), `Tan bonita que parece de trapo', `Pa habernos matao', `Pasaba por aquí', `Te comería' (porque uno quiere comerse lo que ama, unirlo a su cuerpo, fundirse con él, amar es morder), `Todavía seguimos aquí' o, dedicada a mi prima Rosa: `Nosaltres no som d´exie món'. Eso, son el inicio de frases míticas y no el perdona condicionado.
Oigan, que no me molesta tanto la crítica como el a todas luces falso `perdona'