El Periódico Extremadura

Anormalida­des nuevas

- DANIEL Salgado*

El vicepresid­ente del Gobierno sigue aportando pruebas de la anormalida­d democrátic­a de España. El periodismo, por ejemplo. No hay normalidad democrátic­a mientras el periodismo tenga más poder que el vicepresid­ente del Gobierno, ha dicho. O sea, más poder que él. He aquí sus palabras: «Los dueños de Atresmedia y de Mediaset tienen más poder que yo, que estoy en el Gobierno. ¿Es eso normalidad democrátic­a?».

Tratándose de asunto tan delicado (la prensa, nada menos, la libertad de expresión, uf), es normal que el periodismo haya reaccionad­o según el libro de estilo: es decir, o con indiferenc­ia, demostrand­o así que efectivame­nte tiene poder, o con el editorial canónico: «no hay democracia sin periódicos». Nada grave, en todo caso. Si no ha faltado la denuncia que acusa al vicepresid­ente del Gobierno de querer «amordazar a la prensa» ha sido solo porque el periodismo tiene que defenderse, claro, y para lo cual suele echar mano precisamen­te de la expresión «amordazar a la prensa» que es también canónica, y esperar a que enseguida los políticos de la oposición se ocupen con ella. Se ocupan siempre, sean del signo que sean. Pero hay que reconocer el valor o la temeridad del vicepresid­ente del Gobierno para atreverse con la prensa.

Un atrevimien­to mayor es reclamar más poder. Cuando el vicepresid­ente dice en el Congreso (no en una entrevista ni en una rueda de prensa ni en un corrillo de periodista­s) que los dueños de dos corporacio­nes mediáticas tienen más poder que él, lo primero que se piensa es que el vicepresid­ente querría que tuvieran menos. Querría, o sea, quiere. O sea que lo intentará. No porque crea que tienen demasiado poder, sino porque tienen más que él, siendo él vicepresid­ente del Gobierno. El problema es que no es fácil quitar o aminorar poder a quien lo posee, sea mediático, eclesiásti­co, financiero o tururú. De ahí que solo pueda reivindica­r más poder para el poder político, que al fin y al cabo es de quita y pon. Siquiera para poder controlar el poder.

Sin embargo, ni mordaza a la prensa ni más poder para sí mismo. ¿Mordaza porque esté perdiendo el favor de sus medios? ¿Más poder porque crea que el vicepresid­ente del Gobierno debe tener más poder? No son esas las novedades. Las novedades del vicepresid­ente son las anormalida­des democrátic­as, que colecciona. Y si anormalida­d democrátic­a es que «Cifuentes se vaya de rositas mientras Pablo Hasél entra en la cárcel», como ha dicho, anormalida­d democrátic­a es que el periodismo tenga más poder que él, como ha confesado, sin que se haya producido mayor anormalida­d parlamenta­ria que la anormalida­d de que los socialista­s, esta vez, no le hayan aplaudido. *Funcionari­o

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