Badajoz: altares efímeros en los templos
En la capital pacense, Dulce Nombre de María no recorrerá a costal las calles del Cerro de Reyes este año, ni los niños de San Roque acompañarán con sus palmas a La Borriquita el Domingo de Ramos. Tampoco los hermanos de la Oración en Huerto se arremolinarán el Lunes Santo en la puerta de la iglesia de la Concepción para vivir la emoción de la salida de sus pasos y, el Martes Santo, en las Descalzas no estarán pendientes del cielo para saber si el Cristo de la Espina y la Virgen de la Amargura pueden desfilar, y el Cristo de la Angustia y la Virgen de la Misericordia no saldrán de La Estación para atravesar el puente de Palmas y adentrarse en el Casco Antiguo.
Tampoco el Miércoles Santo, el Descendimiento y la Esperanza de San Andrés serán llevados por las estrechas calles del centro histórico, ni la hermandad más antigua de la ciudad, con sede en la parroquia de Santo Domingo, verá desfilar a sus cuatro titulares: el Cristo del Amparo, el de la Fe, Nuestra Señora de la Piedad y María Santísima del Mayor. La madrugada del Jueves Santo no se podrá ver a Jesús del Prendimiento por la calle Moreno Zancudo, la Virgen de la Soledad no brindará a los devotos el emotivo momento de su salida de la ermita junto al Amarrao, y el Ecce Homo ni la Caridad en su Sentencia harán vibrar con sus `reviraos' en las calles más angostas.
La madrugada del Viernes Santo, el Cristo de la Paz no cruzará el puente de San Roque para protagonizar la procesión más austera, el silencio no acompañará al Santo Entierro durante su recorrido desde San Agustín, ni la patrona de la ciudad, la Virgen de la Soledad, saldrá de riguroso luto en señal de duelo junto a miles de personas, ni se producirá el encuentro entre el Resucitado y la Virgen de la Aurora en la plaza de España mientras se sueltan palomas blancas el Domingo de Resurrección.
En Badajoz, la Semana Santa, fiesta declarada de Interés Turístico Nacional y que aspira al título internacional, se vivirá de nuevo de puertas para adentro. Pero este año, a diferencia del anterior en el que los templos permanecieron cerrados a cal y canto, las once cofradías (diez de penitencia y una de gloria) han instalado altares efímeros con sus titulares en las iglesias donde tienen sus sedes. Ataviadas en su mayoría con las vestiduras con las que procesionan, los fieles pueden contemplar las imágenes de cerca para percatarse de detalles que pueden pasar desapercibidos en los multitudinarios desfiles.
Planes imprescindibles
Sin procesiones, sin viajes fuera de la comunidad y con reuniones con las personas contadas, la Semana Santa se presenta como una oportunidad para descubrir o redescubrir el patrimonio histórico y natural
más cercano. Badajoz puede presumir de contar con la alcazaba más grande de Europa, con acceso libre y gratuito, y desde cuyas murallas se puede disfrutar de una vista privilegiada del tramo urbano del Guadiana. El recinto amurallado tiene 8 hectáreas y está sorteado por torres o albarranas, entre ellas la de Espantaperros (ahora cerrada por obras), que destaca junto a sus puertas, especialmente las del Capitel y del Alpendiz. Se levanta en el Cerro de la Muela, un lugar estratégico para la defensa de la ciudad, y se construyó para defender el Badajoz musulmán que fundó Ibn Marwan en el año 875, aunque se reforzó posteriormente y la mayor parte es legado de la época almohade.
En el interior de la alcazaba, además del Museo Arqueológico, ubicado en el palacio de los Duques de Roca, del siglo XVI, se levantan las torres de Santa María y los Acevedos, recientemente restauradas, que son dos de los monumentos que permanecerán abiertos (de 9.00 a 14.00 horas) para visitas libres los festivos y el fin de semana, junto con La Galería de Fusileros del baluarte de San Pedro, Puerta de Palmas y el Fuerte de San Cristóbal, al otro lado del río.