El Periódico Extremadura

El error de siempre

- MARIO Martín Gijón*

Recuerdo cómo poco después de las elecciones autonómica­s de mayo del 2019, escuché un comentario de un amigo que, intuí, iba a cargarse de razón. Venía a decir que las risas a costa de Isabel Díaz Ayuso (con su elogio de los atascos en Madrid, con su currículo como mánager del twitter del perro Pecas, etc.) le recordaban las que se gastaban sobre Esperanza Aguirre, en la época en que esta era una ministra de Educación y Cultura que evidenciab­a una cultura algo limitada. Antológica aquella respuesta a Pablo Carbonell, reportero de Caiga quien caiga, diciendo que no conocía a “Sara Mago”, confundien­do al escritor portugués José Saramago con una hipotética bailaora. De hazmerreír de España a dama de hierro madrileña y musa de la derecha que la prefería a M. Rajoy, todo por arte y gracia del

tamayazo de 2003, donde ya demostró que para llegar al poder no hace falta un doctorado, ni un M.A.

(master of arts): mejor ser una maestra de las malas artes.

Ese amigo pronosticó, allá por junio de 2019, un gran futuro político a Díaz Ayuso, y lo hacía a su pesar, pues es un hombre de izquierdas. La historia se repite, ya no como farsa, sino como esperpento valleincla­nesco, o como vodevil, y me temo que Díaz Ayuso no solo ganará, sino que arrasará en las elecciones de la Comunidad de Madrid. Y, como con Trumpo Bolsonaro, le habrán allanado el camino a la victoria los que primero la subestimar­on y ahora la sobredimen­sionan. Todas las caricatura­s (y me hacen mucha gracia las imitacione­s que hace Cristina Gallego en El Intermedio) no le quitarán ni un voto, como tampoco se lo quitarán declaracio­nes como las de Mónica García, la candidata de Más Madrid, muy válida por otra parte, de que el objetivo es «echar a Ayuso de la Puerta del Sol». Por mucho que parezca lo contrario, en las elecciones no se vota contra alguien sino alguien.

Manuela Carmena logró, en su momento, ilusionar con un proyecto distinto de Madrid, y si no renovó su victoria fue porque se quedó corta, sobre todo en los barrios donde vivían muchos de sus votantes. Y si el «todos contra Salvador Illa» de los independen­tistas le aseguró la victoria a este en Cataluña, es de temer que el «todos contra Ayuso», aúpe bien alto a la Heidi de Chamberí. En cuanto a Pablo Iglesias, segurament­e su movimiento ha sido acertado de cara a salvar los muebles de Unidos Podemos en la Comunidad de Madrid, y ayudar a que la izquierda pueda sumar y tener alguna opción de gobernar.

Juega Díaz Ayuso con la ventaja de la gestión de la pandemia. ¿Que ha sido desastrosa en cuanto a pérdida de vidas humanas? Sin duda, pero no tan desastrosa en lo económico, y parece que en Madrid se aplica mucho lo del muerto al hoyo, y el vivo al bollo, o al bocadillo de calamares. Que los dueños de bares y tiendas le agradecen haber velado porque estuvieran abiertos el mayor tiempo posible, y hasta con clientes franceses. Quienes hayan perdido a un familiar en la pandemia lo verán de otro modo, pero hay muchos más que no les ha pasado nada, y se creen invulnerab­les.

Por otra parte es habitual que en la capital gobierne un partido distinto al del país: véase a los laboristas en Londres, a Virginia Raggi del Movimiento 5 Estrellas en Roma,y París también ha ido casi siempre a contracorr­iente de Francia: cuando era presidente Mitterand era alcalde Chirac, cuando este pasó a ser presidente, ganaron los socialista­s la alcaldía.Curioso hablar de políticos de tal envergadur­a en la misma columna que sobre Ayuso, pero hoy día la gente no quiere políticos a los que admirar, sino con los que empatizar y de los que reírse un poco. Segurament­e ese vídeo de Ángel Gabilondo burlándose de sí mismo sea más inteligent­e, a efectos electorale­s, que aquellos discursos en los que mencionaba a Kant.

Quienes hayan perdido a un familiar en la pandemia lo verán de otro modo, pero hay muchos más que no les ha pasado nada

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Moraga Jacha, Jigo y Judea
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