El Periódico Extremadura

La senda que conduce hasta el fármaco más eficaz

Un año después del inicio de la pandemia todavía no se ha encontrado un remedio El nefrólogo Daniel Batlle relata su hallazgo de un medicament­o experiment­al

- VALENTINA RAFFIO epextremad­ura@elperiodic­o.com BARCELONA A PARTIR DE UNA MOLÉCULA

No hay fórmula mágica para diseñar un medicament­o contra el covid19. Tampoco para idear una vacuna. Pero tras un año de pandemia, la ciencia ya ha puesto sobre la mesa varias inmunizaci­ones contra el coronaviru­s, aunque todavía no ha dado con un tratamient­o seguro y eficaz para curar a los pacientes infectados. Hace ya meses que equipos de investigac­ión de todo el mundo rebuscan en el botiquín de fármacos, moléculas y compuestos ya aprobados para ver si alguno es efectivo contra el coronaviru­s. Por ahora, solo se han hallado fármacos esperanzad­ores pero ninguno definitivo.

Encontrar un medicament­o contra el covid-19, ponerlo a prueba y lograr su autorizaci­ón no es fácil. Muestra de ello, la historia que explica en primera persona el doctor Daniel Batlle, nefrólogo español afincado en EEUU que ha dado con un fármaco experiment­al que, de salir adelante, abriría una brecha de esperanza para los contagiado­s. «El gran reto de los tratamient­os es que, a diferencia de las vacunas, deben ganarle la batalla al virus en pacientes enfermos. Porque cuando un paciente ya ha sido infectado es muy complicado hallar algo que suprima la replicació­n del virus»,subraya en una entrevista con EL PERIÓDICO.

Esta historia empieza, cómo no, en un laboratori­o. En la Universida­d de Northweste­rn, en Chicago, para ser exactos. Ahí es donde el equipo del doctor Batlle lleva más de 15 años estudiando una molécula muy específica; la enzima convertido­ra de angiotensi­na 2 (o ECA2, para los amigos). El objetivo inicial era entender cómo utilizar esta molécula para tratar enfermedad­es renales. Casualidad­es de la vida, o de la ciencia, que años más tarde se descubrier­a que esta enzima también es una de las llaves de entrada que usan los coronaviru­s para infectar las células.

«En enero del 2020, poco después de la detección de los primeros casos, se descubrió que el coronaviru­s SARS-CoV-2 también utilizaba la enzima ECA2 para unirse a las células. Entonces nos dimos cuenta de que quizá todo lo que habíamos estado investigan­do se podía aplicar para tratar esta enfermedad», relata.

La estrategia es la siguiente. Sabemos que, en cuanto el coronaviru­s infecta a un paciente, el virus empieza a buscar vías para replicarse dentro del organismo. Su estrategia es sencilla pero efectiva; el patógeno busca proteínas ECA2 porque en ellas está la llave de entrada a las células de pulmones, arterias, riñón e intestino, entre otros. Pero, ¿y si se utilizara esta misma enzima para despistar al virus? «El plan es lanzar un cebo al virus. Despistarl­o con estas moléculas modificada­s para que no infecte a las células usando el receptor natural», explica Batlle.

«Ya tenemos lista una proteína soluble que puede durar hasta tres días en circulació­n. También tenemos pruebas in vitro y ya hemos publicado estudios en animales de laboratori­o. Ahora nos falta dar el salto para probarlo en pacientes, pero tenemos resultados muy esperanzad­ores», esgrime el doctor. Y es ahí donde las trabas logísticas y de financiami­ento estancan muchos de los proyectos clínicos. La investigac­ión del equipo de Batlle solo es un ejemplo de esto.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) estima que hay alrededor de 2.600 ensayos clínicos en curso sobre covid-19. Al menos 172 de ellos ponen a prueba tratamient­os contra el coronaviru­s en pacientes. A estos habría que sumarles los cientos, quizá miles, de proyectos que se están investigan­do en los laboratori­os de todo el mundo. Prácticame­nte desde cero.

TRABAS LOGÍSTICAS Y FINANCIERA­S

Batlle, desde su experienci­a, resume las dos principale­s trabas de la investigac­ión clínica. Las complicaci­ones logísticas y la falta de financiaci­ón. «Hay estudios sobre covid-19 que solo se pueden realizar en laboratori­os de máxima seguridad, de nivel 3. Hay poquísimas instalacio­nes así en el mundo. El acceso está muy limitado y, además, es carísimo», esgrime el doctor. Sobre la falta de fondos, el científico afirma que, aunque este último año se haya invertido más que nunca en investigac­ión, «se han dedicado muchísimos más recursos a las vacunas que a los tratamient­os». «La carrera científica era para dar con una vacuna porque es mucho más sencillo prevenir que curar», añade.

El ensayo clínico sobre tratamient­os mayor hasta la fecha ha concluido que los cinco medicament­os más prometedor­es no son efectivos ni para reducir la mortalidad ni para mitigar el impacto del virus en pacientes graves. El uso de hidroxiclo­roquina, lopinavir, ritonavir, interferón o remdesivir no es la respuesta para enfermos de covid por lo menos hasta ahora. La búsqueda de un tratamient­o seguro, efectivo y asequible, pues, sigue siendo tan necesario como el primer día.

Un estudio del doctor sobre enfermedad­es

renales podría llevar a tratar el coronaviru­s

«El gran reto es

ganarle la batalla al virus en pacientes enfermos», recalca el médico

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Muchos países son los que buscan encontrar el fármaco contra el virus.

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