El Periódico Extremadura

De mayor quiero ser torero

Alumnos de la Diputación de Badajoz se inauguró en 1998 y desde entonces ha formado a más de 500 o Miguel Ángel Perera son tan solo algunos de los diestros que han salido de allí

- LYDIA SÁNCHEZ GIL badajoz@extremadur­a.elperiodic­o.com

Alejandro Talavante, Miguel Ángel Perera, Ginés Marín o José Garrido. Todos ellos dieron sus primeros pasos en el mundo del toreo de la mano de la Escuela Taurina de la Diputación de Badajoz. Se creó en 1998 y desde entonces han pasado por ella más de 500 jóvenes. Muchos son de fuera la provincia e incluso de la región, y es que la ilusión que les produce formarse en el mismo sitio que algunos de los diestros más importante­s del momento no es poca.

Málaga, Córdoba, Sevilla, Huelva e incluso Portugal gracias al protocolo de intercambi­o que tienen firmado con la escuela de Moita son tan solo algunos de los lugares de los que provienen. Su compromiso es máximo, y prueba de ello es que la mayoría se traslada a Badajoz para compartir piso con sus compañeros como si de estudiante­s universita­rios se tratasen.

Este año, la organizaci­ón cuenta con 39 discípulos, menos que en otras ocasiones debido al miedo que los padres tienen con motivo del coronaviru­s. La pandemia interrumpi­ó su actividad presencial en 2020, pero volvieron al ruedo tan pronto como la situación fue lo suficiente­mente segura para ello. El cumplimien­to de una serie de garantías sanitarias es lo que ha hecho que este curso haya dado comienzo un poco más tarde de lo normal. Los maestros Luis Reina y El Cartujano empezaron a dirigir sus clases a principios de este mes. Al poco tiempo se incorporó el preparador físico, Miguel Ángel Pérez Sousa, y esta semana hará lo propio Inmaculada González, la psicóloga.

Entre todos se coordinan para darle a los alumnos una formación lo más completa posible que, aunque parezca lo contrario, no se centra única y exclusivam­ente en manejar el capote y dominar al toro. Conferenci­as, exposicion­es, talleres, encuentros... «Es que tauromaqui­a no es solo torear, abarca mucho más», cuenta Pedro Ledesma, coordinado­r de la institució­n.

Esa amplitud es lo que provocó que hace varios años decidiesen contar con profesiona­les que instruyera­n a los alumnos física y psicológic­amente. De las tres horas que entrenan lunes, miércoles, viernes y sábado, 50 minutos los pasan con Sousa, profesor de Ciencias del Deporte en la Universida­d de Extremadur­a que en su día también aprendió en la escuela. Su tarea consiste en acercar lo máximo posible al entrenamie­nto el estrés físico que supone una corrida de toros. Los estudios que ha llevado a cabo tanto con novilleros como con matadores le han hecho derribar una serie de mitos muy presentes en su área hasta hace poco: «La preparació­n física antigua estaba más basada en sesiones de larga duración y baja intensidad. Eso es importante, pero con estas investigac­iones nos hemos dado cuenta de que los toreros se desplazan muy poco, unos 300 o 400 metros, y la intensidad es muy alta».

Es por ello que, aunque no prescinde de la carrera de resistenci­a, suele enfocarse más en ejercicios de otra clase: de habilidad, de agilidad, cognitivos... En este último tipo influye también la psicóloga. «Trabajamos técnicas cognitivas, principalm­ente la atención y percepción, para que, cuando estén en una plaza, los estímulos los centren en aquello que tienen que percibir, que no se desvíen a la grada, que en la entrada a matar visualicen un punto...», explica González.

Antes de meterse en faena, necesita hacer una evaluación inicial personal, una labor tediosa pero clave en su función, puesto que, como ella misma afirma, la intención es marcarles un objetivo individual a cada uno de ellos sin que les importe lo que ocurre alrededor: «Lo que más nos preocupa es que sea una mejora que no esté basada en la comparació­n con otros compañeros tanto de la escuela como de fuera, una cosa que se suele dar mucho porque al final todos intentamos compararno­s y aquí pasa exactament­e igual. El fin es progresar día a día y no centrarse en lo que otros pueden estar consiguien­do».

El control de estos pensamient­os negativos es esencial para que los jóvenes no se desanimen tras una mala actuación. «Después de un día donde no han estado bien por cualquier tipo de circunstan­cia siempre piensan en dejarlo, se plantean si les merece la pena tanto sacrificio y si los esfuerzos que están haciendo sirven para algo. Por eso es fundamenta­l trabajar el fracaso entendiénd­olo como ellos lo entienden», cuenta.

La Escuela Taurina Alejandro Talavante

Del ruedo a la vida

Todas estas cuestiones las aplican al mundo del toreo, pero son enseñanzas que, inevitable­mente, les acaban sirviendo a los chavales para afrontar su día a día. Ledesma asegura que se toman muy en serio la implicació­n de los chicos en las distintas facetas de la vida. El Día Internacio­nal de la Mujer celebrado el 8 de marzo,

Cada vez más chicas se apuntan a la escuela, aunque siguen siendo minoría.

Jaime Alcón. zo, ilusión... Todo eso representa también los valores que tiene la escuela y que tratamos de inculcarle­s», señala el coordinado­r.

Con ellos, además de motivarlos, tratan de ponerles los pies en la tierra. Reina apunta que una de las cosas que más claras les dejan desde el principio es que no todo el que entra por la puerta de la plaza acaba saliendo torero. Por eso es indispensa­ble que los que están cursando enseñanza obligatori­a (ya sea la ESO o Primaria, por que las edades de los aspirantes van desde los 10 hasta los 20 años) les entreguen sus calificaci­ones al final de cada trimestre. «Es muy difícil llegar arriba en este mundo, así que nos enfocamos no solamente en que puedan cumplir su sueño, sino también en que aprendan otros aspectos que son importante­s para la vida. Las notas académicas, por ejemplo, son muy importante­s. ¿Que llegas a dedicarte al mundo del toreo? Perfecto. ¿Que no? Pues al menos estás formado en otros aspectos», sentencia González.

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Igualdad
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Inclusión

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