Atasco en el canal de Suez
El fallido intento de desencallar el Ever Given, que bloquea la entrada sur del canal de Suez, subraya la vulnerabilidad de una de las rutas comerciales más transitadas del mundo -el 10% del tráfico mundial- y agrava el impacto económico del accidente. Desde que el portacontenedores quedó atrapado el martes entre las dos orillas del canal, el coste estimado del atasco de buques, más de 300, es de 8.000 millones de dólares al día, pero el perjuicio indirecto es muy superior habida cuenta el encarecimiento, de momento moderado, pero constante, del precio del petróleo y del gas y la interrupción de la cadena de suministros de Asia a Europa y viceversa, que afectará a la mayoría de sectores, singularmente el industrial, el de las nuevas tecnologías y el de la electrónica de consumo.
Una vez más, el sometimiento de la previsión de riesgos al cálculo de la relación coste-beneficio, que ha dado pie a la construcción de gigantes del mar como el Ever Given -400 metros de eslora, 20.000 contenedores a bordo- se ha demostrado fatal cuando ha sucedido lo no previsto, lo descartado por imposible o lo considerado una posibilidad tan remota que se decidió no tenerla en cuenta. Sucedió antes con los accidentes y naufragios de superpetroleros, y su conocido impacto en el medioambiente, y sucede ahora con un buque que obliga a poner al límite la utilización de la infraestructura del canal. Y no es desdeñable que en el futuro se repitan, por una u otra razón, situaciones parecidas.
Ciertos es que la alternativa al tránsito por el canal, que no es otra que la ruta del cabo de Buena Esperanza, alarga el viaje entre una semana y 10 días y encarece bastante el transporte de mercancías, pero esta no puede ser la única consideración a tener en cuenta. Porque aumentan las incógnitas a cada día que pasa, el mercado de la
Es imprescindible evitar que en otros puntos de las grandes rutas comerciales se repitan imágenes como las del canal