De gorrilla
Me escuece tener que pagar por aparcar en la calle y, por eso, además de por otros motivos, rehúyo de los gorrillas y prefiero seguir dando vueltas en la búsqueda de un hueco. Encontrarlo en el centro de Badajoz es un milagro. Tanto que me he visto obligada a pagar una plaza de garaje para evitar la pérdida inútil de tiempo y de combustible recorriendo una y otra vez las mismas calles hasta dar con un lugar donde poder dejar el utilitario. En ocasiones, mejor me habría ido si hubiese acudido andando al trabajo, pues he llegado a estacionarlo más lejos de lo que está mi vivienda.
El problema del aparcamiento supone un verdadero dolor de cabeza para quienes no tenemos otra opción que sacar el coche de casa para llegar a la oficina. Por eso la idea original de la Asociación de Desempleados de Badajoz (Adeba) en su origen fue tan bien acogida. Básicamente consistía en poner en uso solares de la ciudad como aparcamientos en superficie, ordenados, a cambio de cobrar un precio simbólico a los conductores, que repercute en la contratación del personal encargado de gestionar los estacionamientos durante un horario amplio. Además, estos trabajadores serían seleccionados entre el colectivo de desempleados. Dos fines sociales en uno. Creo recordar que el terreno de la calle Prim fue el primer aparcamiento de Adeba.
Cuando la parcela es privada,
Aparcamiento de la calle Stadium, ahora ya cerrado.