El Periódico Extremadura

Olmo resucita a España en el minuto 92

El extremeño Pedro Porro debuta ante Georgia y juega 64 minutos en el agónico triunfo en Tiblisi

- R. MORALES

Un derechazo de Dani Olmo en el minuto 92 evitó el segundo tropiezo consecutiv­o de España camino del Mundial de Catar 2022 y le dio un triunfo repleto de sufrimient­o por 1-2 en Tiflis ante Georgia, con remontada agónica en la segunda parte ante un rival que, a base de casta, tuvo contra las cuerdas a la selección de Luis Enrique. Debutó el extremeño Pedro Porro, que fue titular y jugó 64 minutos.

Abocada a unos problemas tan inesperado­s como reales, la selección española sintió cómo en Tiflis se le complicaba de golpe la clasificac­ión al próximo Mundial. De vapulear a Alemania para sentirse de nuevo candidata a todo, a ser vulnerable ante seleccione­s varios escalones por debajo. Todo es posible en el fútbol a base de motivación y Georgia la tuvo para llevar al extremo a la Roja.

La defensa a ultranza de Luis Enrique del equipo que empató ante Grecia fue un gesto de protección hacia el exterior. Al siguiente encuentro cambió a siete de los once titulares, síntoma inequívoco de que al que menos le gustó lo que ocurrió en Granada, fue a él..

Con Pedri asumiendo galones de forma natural. En meses ha pasado de crecer en la división de plata del fútbol español a ser titular en el Barcelona y ejercer liderazgo en la absoluta con 18 años. .

En Ferrán estuvo la oportunida­d de evitar el sufrimient­o que vendría con un latigazo raso que sacó con una buena mano Loria a los once minutos. España no gestionó bien las ganas de hacer olvidar el traspié ante Grecia. Sus dos primeras faltas fueron castigadas con amarillas, a Diego Llorente y Pedro Porro, que sufrió en su debut con el marcaje a un encarador nato como Kvaratskhe­lia.

Sintiendo inestabili­dad por arrancadas de Lobzhanidz­e desde la derecha y la verticalid­ad de la estrella georgiana, Kvaratskhe­lia, que al borde del descanso castigó un despiste con un disparo cruzado imparable para Unai.

Si la obligación a ganar de España

existía antes del inicio, al abismo que provocaba una derrota era mejor no asomarse. España demandaba un referente, con Sergio Ramos en el banquillo mascando la impotencia por una rodilla recién recuperada, y Luis Enrique acudía a Dani Olmo.

Adelantó metros, pisó más el área rival e insistió hasta encontrar el premio del gol. La movilidad de Olmo dejó la banda izquierda libre a las subidas de Jordi Alba, un factor decisivo. Ambos se encontraro­n para un centro del lateral al que no llegaba Morata, pero sí, con todo, Ferrán para firmar el empate a los 55 minutos.

Se parapetó en su terreno Georgia, siempre intensa en cada balón, una selección que exige que al menos iguales su intensidad. El descaro de Olmo tuvo el premio de la mala estirada de Loria. Su mano blanda al balón, que acabó mandando a la red y dando la agónica victoria a España.H

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