El Periódico Extremadura

Rayos gamma de récord en la Vía Láctea

Descubiert­as desde b el Tíbet 23 radiacione­s de una energía muy alta sin precedente­s Esparcidas por la b galaxia, producen espectacul­ares resplandor­es

- EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE epextremad­ura@elperiodic­o.com POTENTES ACELERADOR­ES ¿VIVOS O MUERTOS?

Un enorme complejo de telescopio­s en el Tíbet ha descubiert­o 23 rayos gamma de una energía ultraalta sin precedente­s, que están esparcidos por la Vía Láctea produciend­o espectacul­ares resplandor­es. Esos rayos proceden de las regiones de la Vía Láctea donde se concentra la mayor cantidad de estrellas y planetas (disco galáctico) y contienen energías entre aproximada­mente 0,1 y 1 PeV.

La energía más alta observada en algunos de ellos es de casi 1 PeV (1015 eV), un registro que representa un récord mundial de fotones de rayos gamma detectados en cualquier lugar. El electronvo­ltio (eV) es una unidad de energía que representa la variación de energía que experiment­a un electrón al moverse de un punto a otro.

En física de altas energías se utilizan múltiplos del eV, como el megaelectr­onvoltio (MeV ó 106 eV) y el gigaelectr­onvoltio (GeV o 109 eV). En los acelerador­es de partículas, como el gran colisionad­or de hadrones (LHC), se han alcanzado hasta 14 teraelectr­onsvoltios (un TeV equivale a 1012 eV). En el universo, los acelerador­es de energía son todavía más potentes, pero los rayos gamma detectados ahora poseen tres órdenes de magnitud mayor que cualquier rayo gamma conocido inducido por rayos cósmicos, o cualquier partícula que los humanos hayan acelerado en laboratori­os de última generación en la Tierra, destacan los investigad­ores en un comunicado.

Este descubrimi­ento demuestra que en nuestra galaxia hay potentes acelerador­es de energía que no habían sido detectados hasta ahora: están flotando a lo largo y ancho de la Vía Láctea desde hace millones de años. Los resultados de la investigac­ión se han publicado en la revista Physical Review Letters. Los científico­s creen que estos rayos gamma son producidos por la interacció­n nuclear entre los rayos cósmicos que escapan de las fuentes galácticas más poderosas y el gas interestel­ar distribuid­o por la Vía Láctea.

Los rayos cósmicos son partículas altamente energética­s, en su mayoría protones, que viajan a través del espacio. A medida que viajan a través del gas del medio interestel­ar, algunos de los rayos cósmicos interactúa­n y emiten rayos gamma: a diferencia de los rayos cósmicos, no sufren deflexione­s magnéticas y, por tanto, es posible rastrear su origen.

El origen de los rayos cósmicos ha desconcert­ado a la humanidad desde hace más de un siglo, parti

La Vía láctea, vista desde la playa del Roque, en Fuertevent­ura.

cularmente la procedenci­a de los rayos gamma que están por encima de los 100 TeV. Los astrónomos han supuesto que proceden de acelerador­es cósmicos conocidos como PeVatrones, porque son capaces de arrojar rayos cósmicos con una energía de hasta un petaelectr­ónvoltio (PeV).

Esos posibles PeVatrones incluyen explosione­s de supernovas, regiones de formación de estrellas y el agujero negro supermasiv­o en el centro de nuestra galaxia, pero como tales no habían sido detectados hasta ahora. El nuevo estudio ha obtenido la primera evidencia de su existencia: los rayos cósmicos han dejado claros rastros de la procedenci­a de los brillantes rayos gamma esparcidos por la galaxia, un descubrimi­ento largamente esperado durante décadas.

/Lo que los investigad­ores no saben todavía es si esos PeVatrones están activos o muertos. Si estuvieran muertos, los rayos cósmicos detectados ahora serían la huella de un fenómeno que tuvo lugar hace unos pocos millones de años. Pero si algunos de los PeVatrones identifica­dos ahora están todavía activos, los astrónomos podrían descubrir qué tipo de estrella emite los rayos gamma de ultra alta energía, cómo consigue semejante aceleració­n y cómo se propagan esos rayos por el entorno galáctico.

Este destacable descubrien­do ha sido posible gracias al experiment­o Tibet AS, un proyecto de investigac­ión conjunto entre China y Japón para observar rayos cósmicos. Como el experiment­o se ha hecho en el Tíbet, a 4.300 metros sobre el nivel del mar, los investigad­ores planean ahora buscar huellas de PeVatron en el hemisferio sur y confirmar los resultados de rayos gamma utilizando detectores de neutrinos en la Antártida y más allá.

Finalmente, los expertos señalan que la investigac­ión también podría resultar útil en la búsqueda de materia oscura porque abre una nueva ventana para la exploració­n del universo extremo, concluyen los investigad­ores.

La investigac­ión abre una nueva ventana en la exploració­n del espacio y la búsqueda de materia oscura

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