El Cáceres viaja con rabia a Girona El equipo verdinegro completa su `mini gira' tras otra frustrante derrota fuera de casa
Segunda cita de la `mini gira' del Cáceres Patrimonio de la Humanidad por el noreste peninsular con el partido en la pista del Basquet Girona (18.00 horas). Este corresponde a la jornada fijada para el fin de semana, la quinta de la segunda fase. Los verdinegros llegan muy enfadados por lo sucedido el viernes, cuando una pésima recta final les arrebató la victoria en la cancha del Levitec Huesca (80-73).
Más que el resultado, importó el `cómo': después de tres cuartos muy igualados, el equipo de Roberto Blanco llegó por delante a los últimos 7 minutos (66-70). Fue entonces cuando se vino clamorosamente abajo, anotando hasta el final únicamente tres puntos más. En un grupo tan igualado y, con la prerrogativa de que bajan los cuatro últimos (de nueve), lo sucedido puede volver a colación al final de temporada si no se cumple el objetivo de la permanencia. Algo similar sucedió ante el Força Lleida, perdiendo una ventaja de cuatro puntos en el último minuto.
Como es habitual, a Roberto Blanco le costó ocultar su disgusto sobre la misma pista de Huesca. «Ha habido un partido con dos caras distintas. En la primera, a las defensas les ha costado entrar y eso nos ha beneficiado, estando cómodos con el balón y anotando 44 puntos. Estábamos bien, en buena dinámica. Después, en la segunda parte, hemos perdido de la perspectiva del juego. Hemos abusado del tiro tras bote, del balón interior. No ha habido una claridad de ideas a la hora de circular. El Huesca se ha encontrado más cómodo entonces en los minutos
Roeland y Olaf Schaftenaar, que hoy se verán las caras en la cancha por primera vez.
finales. La diferencia de 3, 4 o 5 puntos nos ha pesado y hemos cometido muchísimos errores de ejecución, de precipitación», analizó. «Le hemos dado el partido a un rival que ha tenido las ideas más claras y que ha sabido mejor dónde poner el balón y que ha tenido un mayor convencimiento de lo que quería hacer», añadió el entrenador del Cáceres.
Preguntado por si había sido decisivo el cansancio por no disponer de un segundo base, ya que Jorge Sanz no jugó por lesión, respondió que le «daría vergüenza decir que sí porque Huesca viene de jugar 48 horas». «No hemos encontrado
posiciones claras y hemos forzado tiros que no deberíamos haber hecho. Igual no hemos sido tan agresivos al aro como anteriormente. Peleamos con las armas que tenemos. No estaba Jorge, pero estaba Fran [Cárdenas]. No voy a buscar excusas porque no es mi estilo», apostilló.
Tampoco hay mucho tiempo para lamentaciones. El equipo se acostó en Huesca y se levantó temprano este sábado para viajar hacia Girona, donde tenía previsto entrenar suavemente al tiempo que se analizan los errores. La excesiva dependencia de la inspiración de los exteriores Devin Schmidt y Jeff Xavier es algo con lo que se lleva peleando toda la temporada. Con la irrupción de Raven Barber parecía que se había llegado a un contrapunto, pero el viernes solo llegó a realizar seis tiros.
Girona aparece como desafío y posible antídoto para olvidar todo este ruido. Aparentemente, tiene la mejor plantilla de las que luchan por la permanencia, un barro en el que se ha visto implicado de forma inesperada. Se trata de un proyecto potente, con el mismísimo Marc Gasol como cabeza visible en la presidencia y jugadores importantes como Albert Sabat, Davis Rozitis o Josep Busquets en la pista. También cuenta con el alero tirador Olaf Schaftenaar, hermano del verdinegro Roeland. Ambos fueron protagonistas en la reciente clasificación de su país, Países Bajos, para el Eurobasket de 2022 y esta será la primera vez que los dos chicos de Utretch se vean las caras en un partido de categoría profesional.
De momento, es Girona el líder del grupo (balance de 8-3) y, vista la debilidad que está mostrando el Cáceres en sus partidos como visitante (no gana desde la jornada inaugural, en Melilla), la misión no es sencilla.
La cuestión es que el hilo del que pende el complicado equilibrio verdinegro en esta fase es muy fino. Es cierto que ganando los partidos de casa, como hasta ahora, la salvación es bastante probable, pero eso le deja sin apenas margen de error en el caso de un tropiezo en el Multiusos, por donde todavía tienen que pasar Lleida y el propio Girona. También se cuenta, al menos en teoría, con la victoria en cancha del Canoe, que ya está matemáticamente descendido.
Roberto Blanco lamentó el juego precipitado del último cuarto en Huesca
La lucha por salvarse sigue muy abierta y no hay margen de error si se pierde en casa
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