Hacer cine era una novedad en aquella época de los 90 y la sociedad abrazó su propuesta
Alejandro Amenabar recogía el Goya al Mejor director novel por su película `Tesis' en 1997. snuff movies, películas que circulaban de modo clandestino y que contenían violencia, torturas y muertes reales.
La trama giraba en torno a Ángela (Ana Torrent), una estudiante que prepara una tesis sobre la violencia audiovisual. Un profesor que se compromete a ayudarla en la búsqueda de material es hallado muerto. El trío protagonista lo completaban Chema (Fele Martínez), un compañero experto en cine gore y pornográfico, y Bosco (Eduardo Noriega), íntimo de una joven a la que mataron durante la grabación de una snuff movie.
El tema conectó con la generación coetánea de Amenábar y cercanas, educadas en la cultura televisiva, del videoclip y el VHS, ya que, con el envoltorio del puro entretenimiento, la historia invitaba a reflexionar sobre la insensibilización que puede llegar a provocar la realidad televisada.
Eran los años del nacimiento de la telebasura y se dio la casualidad de que un año después del estreno de Tesis, en el programa de Pepe Navarro Esta noche cruzamos el Mississippi se soltaba la teoría conspirativa del crimen de Alcasser según la cual las niñas asesinadas habrían sido captadas para grabar una snuff movie.
Con Tesis, Amenábar abrió la puerta a una renovación generacional en el cine de género en España con vocación internacional de la que forman parte directores como J.A. Bayona, Nacho Vigalondo, Juan Carlos Fresnadillo o Ro
cisne negro.