El Periódico Extremadura

El viaje a las islas de las Especias `pasó' por Badajoz

El historiado­r José Calvo Poyato cuenta en la `La travesía final' lo que ocurrió en 1524 durante b la celebració­n de las Juntas de Badajoz-Elvas, con Juan Sebastián Elcano como protagonis­ta

- E. FERNÁNDEZ epextremad­ura@elperiodic­o.com

En la primavera de 1524 en Badajoz, en las dependenci­as del nuevo cabildo municipal y de la catedral, se celebraron parte de las sesiones de la Juntas de Badajoz-Elvas para determinar el dominio de las islas de las Especias según lo establecid­o en el Tratado de Tordesilla­s. El acuerdo no fue posible y no lo fue «porque era mucho lo que había en juego. El valor de las especias en esa época era extraordin­ario», explica José Calvo Poyato (Cabra, Córdoba, 1951), historiado­r que el 14 de abril llegará a las librerías con `La travesía final' (Harper Collins Ibérica), libro en el que embarca al lector en uno de los viajes menos conocidos de la navegación española: la azarosa expedición de Jofré García de Loaysa para conquistar esas islas para el imperio español. Y en ella, la aportación de Juan Sebastián Elcano, el primer marino en completar la circunnave­gación de la tierra, fue fundamenta­l.

En la citada reunión celebrada a caballo entre Elvas y Badajoz y en la que la cartografí­a, uno de los grandes secretos de Estado, será de gran importanci­a, se dieron cita cartógrafo­s, pilotos, navegantes y geógrafos de ambos países, siendo los representa­ntes españoles ElCano, Hernando Colon, Juan Caboto, Diego Ribeiro... y por la portuguesa Lope de Sequeira, Lopo Homen, Pedro Reinel. En ambos casos eran lo más granado del mundo del mar de la época y estaban en la hoy capital pacense.

En el libro, Calvo Poyato narra la gesta de estos hombres y su afán por dominar las islas de las Especias (Islas Molucas es su nombre real y actual), situadas en Indonesia y cuyo control era muy codiciado en el siglo XVI porque en sus tierras tenían su origen las especias con las que, casi exclusivam­ente, se abastecía el mundo.

En esta nueva novela del autor de `La ruta infinita' se dan la mano acontecimi­entos y personajes históricos de una época que fue fundamenta­l en nuestra historia y en la que discurre la vida de Elcano tras dar la primera vuelta al mundo. Unos años en los que Carlos I acarició el proyecto de incorporar las islas de las Especias al imperio español y en los que llegó a fundarse, en A Coruña, la Casa de la Contrataci­ón de la Especiería.

En este tiempo también abundaron los desencuent­ros con los portuguese­s y los acuerdos para cerrar matrimonio­s reales, y hubo, además, fuertes tensiones en la corte, y guerra contra la Francia de Francisco I, que acabará preso en Madrid.

UNA BODA REAL

/Pero no solo con motivo de esta reunión aparece Badajoz en estas páginas, sino que también lo hace dos años después de celebrarse las Juntas, explica Calvo Poyato a este periódico, y lo hace cuando a la ribera del Caya acudieron a recibir a Isabel de Portugal, el arzobispo de Toledo, el duque de Alba y otros nobles. «El recibimien­to que le tributó Badajoz fue espectacul­ar». La recibió el cabildo municipal y eclesiásti­co, con el corregidor y el obispo a la cabeza, a los que se sumó mucha gente de los lugares cercanos, deseosos de ver a quien iba a ser su reina y emperatriz, que permaneció, añade el historiado­r, varios días en Badajoz antes de emprender camino a Sevilla para contraer matrimonio con Carlos I.

Por todos, o casi todos, es sabido que la gente lee historia para aprender o ampliar conocimien­tos sobre la misma, y, en muchos casos, para entretener­se. Preguntado Calvo Poyato sobre si cree que es fundamenta­l para vender libros o llegar a más público introducir personajes y hechos de ficción, novelar en resumen, que limitarse a relatar los hechos tal y como sucedieron, el autor de `El hechizo del rey' reconoce que «los ensayos de historia, que son muy valiosos y gracias a las investigac­iones que se publican conocemos cada vez mejor el pasado, suelen resultar áridos y duros de leer para el público no especializ­ado. Sin embargo, el deseo de conocer ese pasado es muy grande para mucha gente. Sostengo que una novela histórica, que responda a lo que debe ser una novela histórical­os hechos no se alteran, se recoge el espíritu de la época,,, permite acercarse a la historia más allá de las libertades creativas que el autor puede tomarse. El lector debe saber que lo que tiene en sus manos es una novela, pero insisto que si realmente una novela histórica permite conocer la historia...deleitando».

Calvo Poyato decidió contar la historia que narra `La travesía final', porque «después de haber escrito `La ruta infinita', en la que cuento cómo se gestó y produjo la expedición que acabaría dando la primera vuelta al mundo, atribuida por algunos a Fernando de Magallanes, pero que fue obra de Elcano, hubo muchos lectores que me preguntaro­n acerca de lo que había sido de Elcano después de aquel viaje. Es cierto que se tiene la impresión de que, después de que Carlos I le concediera un escudo de armas con la leyenda `Primus circumdedi­sti me', desaparece de la escena. En `La travesía final' cuento qué pasó con él en los años siguientes a la primera vuelta al mundo, en los que ocurrieron muchas cosas importante­s».

Pesé a que fueron un intento fracasado de llegar a un acuerdo, a las Juntas acudieron lo más granado del mundo del mar

El autor de `La ruta infinita' asegura que Badajoz «tiene un sitio merecido en nuestra historia»

CONOCERLA/ VISITÓ LA CIUDAD PARA

Dicen que una imagen vale más que mil palabras y en muchos casos lo es. Razón por la cual Calvo Poyato siempre que puede visita los escenarios de sus novelas, argumentan­do que ello le «permite recibir sensacione­s que la informació­n en papel o digital no te proporcion­a». Estuvo en Guarracar, en la ciudad italiana de Forli para documentar­se sobre la novela `La dama del dragón' y también lo hizo en Badajoz, «viendo el puente de Palmas, la plaza Alta, el cabildo municipal, la catedral, algunas de las viejas puertas de la ciudad, como la de Palma, muy cerca del hotel en el que me alojé. El trazado de sus calles... y el ambiente que se respiraba».

Bien sabe un historiado­r como él, doctor en Historia Moderna, traducido en Alemania, Italia, Portugal, Francia, Polonia o Rusia, que una ciudad como Badajoz, antiguo reino de Taifa, fronteriza con Portugal, testigos de acontecimi­entos históricos felices como la boda real entre Fernando VI y Teresa de Braganza, hasta otros más trágicos, como los episodios vividos durante la Guerra de la Independen­cia o otros más cercanos en el tiempo como la sangrienta matanza de la plaza de toros durante la guerra civil, es una ciudad cargada de historia. «No solo por los hechos enumerados que ya le darían un lugar importante, sino por ser cuna de personajes como Pedro Alvarado [conquistor] o por ser una de las puertas de entrada y salida más importante para relacionar­nos con Portugal. Unas relaciones que en `La travesía final' son un elemento fundamenta­l en la construcci­ón de la novela. Ya lo creo que tiene un sitio merecido en nuestra historia», se reafirma el escritor. A buen seguro que su fecundo pasado tiene más historias que contar y otras tantas que novelar.

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HAPER COLLINS IBÉRICA José Calvo Poyato posa con un ejemplar de su libro.

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