Contentar a todo el mundo
Siempre he pensado que es un «don» propio de determinados grupos de comunicación, que no es fruto del azar.
Por eso uno de esos grupos, los periodistas, con motivo de la celebración del 3 de mayo, Día Internacional de la Libertad de Prensa, y dada la proximidad a la fecha clave en el desarrollo político del país -elecciones del 4 de mayo-- podrían ejercer ese día su derecho al «don», elaborando un manifiesto, incluso aceptable en términos de ciencia-ficcion, que se leyese públicamente en los diversos actos conmemorativos organizados para la celebración de dicho día, que recrease el día de después, el esperado «de mayo», que nos hiciese pensar que el Día de la Libertad de Prensa no es un tópico con el fin de contentar a todos los profesionales del periodismo sino como la fecha clave que las Naciones Unidas en el año 1993, eligieron para realzar la imprescindible necesidad de la una prensa libre en todo el mundo. Y aquí en nuestra querida España fuese el colofón al día de reflexión y llevase en el último momento a la clarividencia de qué necesita esa comunidad autónoma y que por extensión, también se ajustará a las necesidades del territorio español.
Porque mal que nos pese hay dos realidades a tener en cuenta: Una, el poder de la prensa en las decisiones públicas. Dos, la Comunidad de Madrid, como peso en la política nacional. vo aciertos y errores. O que aunque asesinaron a cientos de personas, a partir de 1933, los nazis establecieron la Ley de Protección de los Animales, un año después entra en vigor la Ley del Reich de la Caza y en 1935 establecen la Ley de Protección de la Naturaleza».
Tal vez algún iluminado me acusara de ser nazi. Pero ¿acaso se puede negar la evidencia? Cometer errores, o ser malo al 100%, es una cosa muy complicada. Eso solo ocurre en una maniquea mente nublada por el odio. Por eso, aunque debo de reconocer que me cuesta, tengo que felicitar a Pablo Iglesias por impulsar la ley de protección a la infancia. Espero y deseo que este hecho sirva para que su corazón aumente de peso en el juicio de Osiris.
María Luisa Alonso Alcalá