El Cáceres se hace enorme
La victoria ante Lleida acerca la salvación y coloca líderes provisionales a los verdinegros
Los verdinegros se acuestan líderes tras ganar al Lleida (88-70)
Ofreció su mejor versión el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, que se lanza hacia la permanencia en la LEB Oro y empieza a pujar por ser campeón de grupo, lo que le daría opción a jugar los `playoffs' de ascenso, tras un amplio triunfo ante el Força Lleida. No fue tan sencillo como indica el 88-70, pero sí que dejó un excelente sabor de boca la mezcla entre implicación e ideas claras que acreditó el equipo de Roberto Blanco durante la mayor parte de un encuentro sin duda vibrante.
Pese a los problemas, la temporada se ha enderezado puede que definitivamente en las últimas semanas, con valiosos triunfos ante Girona y Lleida. Resulta estupendo comprobar que jugadores se suman a la causa justo cuando uno de ellos ha caído en combate: Fran Cárdenas vio el partido sentado en el banquillo, con la pierna estirada, y es seguro que no volverá a jugar hasta la próxima campaña, aunque está por ver si llega un sustituto.
El cuarto inaugural resultó bastante extraño, con un Cáceres mucho más aplicado en defensa que en ataque, donde le costaba enormemente encontrar fluidez. Cumplió su objetivo de contener un poco a la gran amenaza visitante, Michael Carrera, con Sylvester Berg rayando a un nivel increíble a ese lado de la pista, como últimamente. Sin embargo, en el otro aro no había ni triples ni buenos balones interiores más allá de los que aprovechaba un Paco del
Águila al que le aguardaba su día más feliz en el Multiusos. Pese a todo, mínima ventaja (16-14) y cierta sensación de superioridad local. Ambos equipos se metían en problemas de faltas pronto.
El inicio del segundo fue un impulso para los verdinegros, que, mejorando su juego ofensivo, alcanzaron con aparente facilidad la decena de puntos de diferencia (28-18, min. 14). A la fiesta se unía hasta Aitor Etxeguren con un buen trabajo y un `2+1' y Jorge Sanz no daba muestras de salir de una lesión. Por si fuera poco, Devin Schmidt empezaba a entrar en combustión. La suya volvería a ser una noche memorable hasta alcanzar los 28 puntos.
Era el momento de matar el partido, o al menos de pegar un demarraje de esos que dejan al rival sin aliento, y se cumplió con ello, pese a un triple de Miki Feliu con el que se llegó al descanso con 46-31.
La tendencia continuó tras el paso por los vestuarios y el partido llegó a parecer roto mediado el tercer cuarto (5940). Todo le salía a un Cáceres fanático a la hora de proteger su canasta y eso es el apoyo imprescindible para cualquier éxito en el baloncesto. El público, con `mono' atrasado de toda temporada, también estaba cumpliendo con su parte de animar sin parar. Sin embargo, entrar demasiado en bonus supuso un parón y el Lleida empezó a estar más cómodo cuando atacaba, sobre todo si, como conseguía con facilidad, terminaba en la línea de tiros libres.
De todos modos, la situación estaba bastante bien enfilada cuando se alcanzaron los últimos diez minutos (63-48).
Lleida no se rendía, sabiendo que en un grupo tan igualado como este puede ver muy complicada su permanencia a poco que se descuide. Una fase de desconcierto cacereña --quizás la única de toda la sesión-- hizo que el hueco en el marcador se redujese a seis puntos (69-63, min. 35). Nadie podía estar tranquilo, pese a todo lo que se había remado, y más con la acumulación de faltas de los interiores verdinegros. Especialmente brutal fue el caso de Raven Barber, que hizo las cinco en solo 5:44.
Cuando surgen las dudas es el momento del `show' de Schmidt, que en el momento crítico sumó ocho puntos casi seguidos y formó parte perfecta del fiero entramado defensivo que hizo que la diferencia se volviese a disparar, esta vez definitivamente.
Victoria y `average' recuperado. Por si fuera poco, el triunfo del Tizona Burgos sobre el Huesca (8275) también puede ser buena a la larga. El Cáceres se acuesta líder provisional nada menos. Gran día para los fieles del `robertismo'.
Schmidt (28 puntos) volvió a ser el amo, pero estuvo bien apoyado por el resto