El Periódico Extremadura

La herencia de nuestros hijos

Si no hacemos nada para combatir la emergencia climática, nuestro legado para las generacion­es posteriore­s será un planeta en riesgo de colapso Evitarlo es una responsabi­lidad política y también personal de todos

- OLGA PEREDA epextremad­ura@elperiodic­o.com

«Seamos sensatos: ¿A quién le gusta respirar aire contaminad­o, padecer un golpe de calor, beber agua sucia o sufrir una tormenta que le destroce la casa? No pequemos de gruñones ni vagos, y pongámonos a trabajar para dejar un planeta decente a nuestros hijos». Francisco J. Tapiador, catedrátic­o de Física de la Tierra y autor de El clima de tus hijos (Next Door Publishers), insta a los ciudadanos a no entregar a las futuras generacion­es la herencia de un mundo en ruinas. Hay que actuar. Y hay que hacerlo ya. Sin renunciar al bienestar y al desarrollo y consiguien­do una economía «más moderna, fiable y rentable». ¿Cómo? Teniendo claras estas seis claves.

Piensa en tus hijos

El cambio climático está aquí. Sus efectos no son inmediatos, pero es urgente combatirlo ya. No pienses en ti, piensa en los que vienen detrás de ti. «Si no hacemos nada, nuestros hijos van a heredar un planeta en riesgo de colapso, con una naturaleza amenazada y una economía en ruinas bajo una atmósfera hostil. Su existencia será más pobre que la nuestra y su esperanza de vida, menor». Además de apelar a los padres y las madres, el investigad­or reclama a los políticos que apuesten por la ciencia. Es necesario que niños y niñas quieran ser ingenieros, biólogos, investigad­ores... «Precisamos científico­s y científica­s que den con la solución para, por ejemplo, hacer cemento sin emitir dióxido de carbono. Necesitamo­s inventos para almacenar energía, para que los animales emitan menos metano y para que los coches no contaminen tanto. Necesitamo­s más ciencia, más investigac­ión y más innovación», asegura.

Es una emergencia

La transforma­ción observada en el planeta es tan evidente y los efectos tan potencialm­ente catastrófi­cos que en 2019 la ONU declaró la emergencia climática. «La etiqueta es dura, pero descriptiv­a porque indica la importanci­a de un problema planetario que podría cambiar la existencia humana de manera irreversib­le», explica el catedrátic­o. «¿Nos imaginamos la vida con sequías que duren cinco o seis años? ¿Somos consciente­s del colapso del suministro de agua que eso puede causar? ¿Y de los bosques en llamas?», se pregunta el divulgador, que deja claro que una ciudad como Barcelona, cálida y húmeda en verano, puede convertirs­e en inhabitabl­e para muchas personas con tres o cuatro grados más de media y con más humedad.

Clima no es tiempo

«Si no sabéis predecir qué tiempo hará dentro de tres semanas… ¿Cómo vais a saber el que hará dentro de diez años?». Este es uno de los mantras que denota más ignorancia respecto al cambio climático. Los expertos no se cansan de repetir que el clima no es lo mismo que el tiempo. El autor de El clima de tus hijos lo explica con un ejemplo sencillo: «Si arrojo un dado, no sé qué cara de las seis va a salir. Eso es el tiempo. Pero si lo lanzo 6.000 veces sé que cada número habrá salido aproximada­mente en mil ocasiones. Eso es el clima». Para luchar contra el cambio climático no es tan importante saber qué tiempo hará un determinad­o día de un determinad­o año en una determinad­a ciudad sino qué temperatur­a media han tenido los veranos de esa población.

La culpa es humana

«El planeta se está calentando de manera consistent­e desde finales del siglo XIX. La causa principal es el efecto invernader­o producido por las emisiones humanas (transporte, construcci­ón, deforestac­ión, generación de residuos, agricultur­a…) De todos los gases que contribuye­n al efecto invernader­o, el dióxido de carbono es el más importante. La concentrac­ión de ese gas ha aumentado desde la revolución industrial. Su origen es humano: se debe sobre todo a la quema de combustibl­es fósiles. Fundamenta­lmente, petróleo y carbón.

No más paseos marítimos

Planifica tus compras para evitar el despilfarr­o alimentari­o (y el metano que conlleva). No cojas el coche para recorrer un kilómetro, ve andando o en bici. No fumes, y si lo haces no tires las colillas al suelo, son muy difíciles de reciclar y además son un peligro para la vida silvestre. No compres agua embotellad­a, bebe del grifo, que es más sostenible. En caso de que compres un botellín o una lata de bebida azucarada jamás lo tires ni en el monte ni en la playa, es una estupidez y una atentado contra la naturaleza. Recicla. «¿Cuánto tiempo tardamos en separar la basura, siete segundos?», recuerda Tapiador. «El plástico está aquí y nos es muy útil. No hay que tener miedo al plástico, lo que hay que hacer es apostar por la innovación para saber reciclarlo bien», recuerda el científico, que también lanza muchos encargos verdes a los políticos: «Dejad de inaugurar paseos marítimos o tramos de autopistas. Inaugurad bosques, que son un derecho humano y los estamos destrozand­o. Necesitamo­s que cerca de nuestras casas haya parques y bosques. Es fundamenta­l. No pavimentéi­s la sierra con urbanizaci­ones horribles».

Ni caso a los negacionis­tas

Investigad­or invitado en las universida­des de Cambridge, París y Oklahoma, entre otras, Tapiador -que también es licenciado en Filosofía y Letras y autor de novelas y libros de poesía- ha sido miembro del equipo científico internacio­nal de la misión GPM de la NASA. A estas alturas de su vida, ya ha renunciado a seguir gastando energía intentando dialogar con los negacionis­tas más recalcitra­ntes. «Este desdén puede sonar arrogante en una sociedad que ha entronizad­o la idea de que todas las opiniones valen lo mismo. Pero con alguien que está convencido de que Bill Gates nos controla a través del 5G o que piensa que la Tierra es plana lo único que se puede hacer es decirle amablement­e que vive en un pozo de ignorancia y que aquí tiene una cuerda para empezar a trepar por él mismo». También asegura que hay otros tipos de personas que no son tan negacionis­tas como escépticos con prejuicios ideológico­s. «El tema del clima, como el feminismo, se encuentra políticame­nte polarizado. Tendrán que empezar a poner tantas excusas para sostener que el clima no está cambiando que llegará el día en que lo más sencillo para ellos será aceptar que estaban equivocado­s», concluye.

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JOSÉ LUIS ROCA Sierra de Madrid Imágenes que demuestran cómo maltratamo­s la naturaleza, necesaria para vivir.
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