El Periódico Extremadura

Aquellos días en Abbottabad

Ethel Bonet, que vivía en Pakistán, llegó de las primeras al escenario de la operación

- ETHEL BONET epextremad­ura@elperiodic­o.com

El 2 de mayo de 2011, un urgente de Al Jazeera anunció: «Osama bin Laden ha sido abatido en Abbottabad», una localidad a solo 50 kilómetros de mi casa en Islamabad. Entre exclamacio­nes groseras fuimos comentando por teléfono la noticia con el grupo de periodista­s internacio­nales que vivíamos en la capital paquistaní, mientras organizába­mos los coches.

Una nube de extranjero­s y locales irrumpió en la bucólica Abbottabad, donde sus vecinos llevaban despiertos desde la madrugada por el estruendo de los dos helicópter­os del equipo especial de los SEALS del Ejército de Estados Unidos que acabó con la vida del terrorista más buscado en una operación relámpago que duró apenas 15 minutos. Allí, detrás de una tapia de 12 metros de altura, coronada de alambre de espino y custodiada por militares paquistaní­s, se encontraba la guarida de lujo de Bin Laden.

Estábamos tan cerca y a la vez, tan lejos. El Ejército nos había denegado el acceso a la vivienda y la informació­n que se nos facilitaba era muy filtrada. La única opción que nos quedó fue la de saltar el muro de una casa contigua vacía y subir al tejado. Desde aquel balcón improvisad­o con vistas a los últimos vestigios de la refriega, contamos al mundo nuestra versión de la historia.

Circo mediático

Durante unos días, Abbottabad se convirtió en un circo mediático. Las anécdotas de los vecinos del que fue el enemigo número uno de EEUU ocupó las primeras paginas de los diarios de todo el mundo. La caza de Bin Laden inspiró todo tipo de teorías conspirati­vas y de guiones de ficción.

¿Hasta qué punto Pakistán sacrificó su lealtad a Estados Unidos escondiend­o al terrorista? ¿Cómo pudo pasar desapercib­ida la operación de los SEALS cuando a tan solo dos kilómetros de distancia está la prestigios­a academia militar Karkul? ¿Por qué se dejó humillar el todopodero­so Ejército paquistaní? Interrogan­tes como estos siguen abiertos, pero ya a pocos les importa.

De los artículos que escribí para la saga de la muerte de Bin Laden no podré olvidar la entrevista que hice a Zakarya alSadah, uno de los cuñados del terrorista, que había venido a Pakistán para intentar liberar de su hermana Amal al- Sadah, la viuda más joven de Bin Laden, de origen yemení, y su sobrina Safiya. De principio a fin, mi encuentro con Al-Sadah parecía sacado del guion de una película de Hollywood.

Un diplomátic­o yemení amigo mío me dijo que quería venir a mi casa para presentarm­e a alguien muy especial. Mi amigo entró por la puerta con un chico joven de 24 años y

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain